Hassaké, SIRIA (Agencia Fides, 10/05/2016) – La tensión está aumentando de nuevo en la
ciudad de Hassaké y en toda la zona noreste de Siria. Mientras disminuye
la presión que durante años ha asediado a las ciudades principales de
esa región por causa de las milicias yihadistas de Jabhat al Nusra y del
Estado Islámico (Daesh), el frágil equilibrio local es puesto en
peligro por las operaciones militares y de poder, de los grupos kurdos
que tienen como objetivo imponer su hegemonía en esa parte de Siria, con
el apoyo de aliados internacionales.
Esta alarma ha sido lanzada por el arzobispo sirio Jacques Behnan Hindo,
que conduce la archidiócesis siro-católica de Hassaké-Nisibi. “En
Hassaké - señala el arzobispo a la Agencia Fides - la milicia kurda de
YPG han vuelto a poner puesto de control en toda la ciudad, incluso en
frente de nuestro obispado. Ahora se ven los signos evidentes de la
tensión que crece con el ejército gubernamental. Hoy he sabido que los
grupos armados kurdos han entrado en las escuelas para advertir que el
final de las clases tomarán posesión de todas las escuelas diseminadas
en los distritos bajo su control. De modo que, muchos estudiantes, sobre
todo kurdos, no podrán hacer sus exámenes finales”.
Los kurdos que apoyan al partido de la Unión Democrática (PYD) y las
milicias de YPG que están afiliadas, constituyen la rama siria del
Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que tiene su base en
Turquía. Estas siglas, según el Arzobispo Hindo, representa
aproximadamente el 10 por ciento de la población kurda local, pero se
imponen al resto de la población local, gracias al apoyo logístico y
militar de diferentes zonas internacionales.
Fortalecidos por la ayuda externa, estos grupos están en conflicto con
otras fuerzas y siglas kurdas apoyadas por el gobierno de la región
autónoma del Kurdistán iraquí y por su Presidente, Masud Barzani.
“Ahora”, dice el arzobispo Hindo “todos mandan armas a los del PYD:
Estados Unidos, Francia, Italia,... Al tener armas, imponen su dominio a
otros grupos kurdos. Pero ellos ni siquiera tienen suficientes tropas
para cubrir los puestos de control, por lo que los asignan a asalariados
beduinos o árabes. Y fuera de la ciudad, muchos de los que ahora se
alistan con el YPG antes estaban con la milicia de Al Nusra o con otros
grupos yihadistas, siguiendo la lógica de afiliarse con los que pagan
más”.
Al PYD se atribuye la intención - perseguida desde hace años - de
cambiar la composición demográfica del noreste de Siria, empujando con
diversos métodos, a la población árabe y turcomana local a emigrar. Un
fenómeno reportado principalmente por los refugiados sirios que han
encontrado refugio en territorio turco. “Siento rabia” - subraya Mons.
Hindo - “por lo que está pasando en nuestro territorio: llegan
refugiados que huyen de la región de Raqqa y son encerrados en áreas que
son verdaderos campos de concentración, sin ni siquiera tiendas para
refugiarse, donde sobreviven como animales en agujeros excavados en el
suelo y cubiertos con lonas. Y una vez dentro, también se les impide
salir para regresar a sus pueblos, a menos que paguen una suma
considerable de dinero. Es una situación dirigida por las milicias
kurdas, sin ningún tipo de control ni intervención de las organizaciones
internacionales”.
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