Solothurn (Agencia Fides, 04/05/2017) - En muchas zonas del mundo se construyen
muros contra los migrantes y los refugiados, y muchos pierden la vida en
las fronteras de los países que podrían darles acogida. Sin embargo, la
comunidad internacional reconoce cada vez más la contribución que la
migración aporta al desarrollo de las comunidades tanto de origen como
de llegada. En este contexto, se ha celebrado del 28 al 30 de abril, en
el Centro Internacional de Formación “G.B. Scalabrini”, sede central de
las Misioneras seglares Escalabrinianas en Solothurn, el Scalabrini-Fest
de Primavera. En esta edición, que se ha titulado “Gente que va... abre
el camino. Hacia un desarrollo sostenible e integral para todos”, han
participado unas 340 personas procedentes de 39 países.
Según ha referido a la Agencia Fides Luisa Deponti, el Foro durante el
Scalabrini-Fest ha dado espacio a voces y perspectivas diferentes. Johan
Ketelers, del 2004 al 2016 Secretario General de la International
Catholic Migration Commission (ICMC) con sede a Ginebra, ha considerado
el horizonte global con sus luces y sombras remarcando que “el
desarrollo es un proceso continuo que implica a toda la humanidad. Es
necesario desarrollar políticas eficaces de migración. La emigración
debe ser una opción y no una constricción: un proceso de vida, dignidad
humana y crecimiento que contribuye al desarrollo. Es una
responsabilidad compartida que incluye a todas las naciones, las
poblaciones locales y los propios migrantes. No podemos considerar la
migración sólo como síntomas de una crisis, sino como una oportunidad”.
Karin y Serge Agbodjan-Prince, la primera austriaca y el segundo de
Togo, casados y padres de tres hijos, han presentado sus experiencias de
vida: el aspecto del crecimiento de la persona y de sus relaciones
dentro de su familia y en los diferentes entornos culturales en los que
han vivido en Europa y en África. El encuentro con la diversidad es para
ellos una gran oportunidad para el crecimiento personal, que no han
mantenido encerrada entre cuatro paredes. La tercera presentación en el
Foro ha sido la de la misionera laica Escalabriniana Agnese Varsalona,
teóloga, que ha destacado: “precisamente los migrantes y refugiados, que
han dejado todo a sus espaldas, centran la atención en lo que es más
importante en la vida de cada persona: las relaciones con los demás, el
verdadera patria donde podemos encontrarnos”. El desarrollo auténtico
es, por lo tanto, un proceso de humanización que encuentra su camino y
su meta en Jesucristo, que vivió plenamente la humanidad d
e
acuerdo con el proyecto del Padre.
Después se ha profundizado en el tema en los grupos de diálogo, en los
workshop, a través de la celebración de la Eucaristía, con un concierto
con jóvenes artistas de varios países y en la peregrinación al santuario
de Einsiedeln.