Ciudad de Benín, NIGERIA (Agencia Fides, 28/10/2019) - No basta con organizar un congreso
sobre el tema de la evangelización si no tiene un impacto en la vida de
todos los que han participado en él, para que cada uno pueda evangelizar
con sus propias palabras y con su propia vida. Así lo afirmó, el 26 de
octubre, el arzobispo Giampietro Dal Toso, presidente de las Obras
Misionales Pontificias (OMP), durante la celebración final del Congreso
Nacional Misionero de Nigeria, que tuvo lugar en la ciudad de Benín del
22 al 26 de octubre.
Agradeciendo al Señor esta oportunidad, el arzobispo reiteró en su
homilía que "el centro de la evangelización es Cristo, el Cristo
auténtico, capaz de atraer incluso a los más alejados, a dar la vida, a
hacerla fructífera" y que "toda actividad pastoral, incluso este
congreso, debe ayudarnos a fijar la mirada en Jesucristo, para obtener
la verdadera vida". Luego, inspirado por la liturgia del día, se centró
en cuatro puntos fundamentales de la misión: el anuncio de la fe, la
historia, la conversión y la misericordia de Dios.
Inspirándose en la primera lectura, en la que san Pablo escribe a los
romanos: "No hay, pues, condena para quienes están en Cristo Jesús" (Rm
8,1), el arzobispo subrayó que la Buena Nueva que Dios quiere comunicar
la salvación dada a todos por la muerte y resurrección de su hijo
Jesucristo. Dios está presente en nosotros con su espíritu: "Invocamos
constantemente al Espíritu de Dios en la oración, el Espíritu que da
vida y fuerza a nuestra misión y nos anima a proclamar la verdad del
Evangelio, que es el amor de Dios por cada hombre y su deseo de salvar",
añadió.
Dal Toso también señaló que Cristo evangeliza inspirándose en la
realidad concreta de quienes lo escuchan, tomando como ejemplo los
episodios que adquieren sentido en Él. Por lo tanto, instó a dejarse
interrogar por lo que sucede en nuestras vidas y en las vidas de los
demás. "De esta manera, incluso las vicisitudes cotidianas de la vida se
convierten en una forma en que Dios nos habla. Como Iglesia, estamos
llamados a discernir la voz de Dios y a leer la historia no solo con
criterios humanos, sino sobre todo a la luz de la Palabra de Dios, y
allí podemos descubrir hacia dónde quiere guiarnos el Señor, como
Iglesia, como sociedad, como fieles individuales", dijo.
Así, los acontecimientos de la historia, incluso los de sufrimiento y
dolor, se convierten en una invitación a la conversión, que consiste en
la actitud de superar nuestra manera personal de ver las cosas, de
interpretar los hechos, desde una perspectiva diferente, que nos permite
salir de nosotros mismos y encontrarnos con la mirada de Cristo, que ha
vencido todo mal. "Es precisamente contemplando su amor que nos
transformamos".
Un cristiano está llamado a convertirse todos los días. "A través de la
conversión encontramos a un Dios misericordioso con nosotros. Nosotros
también estamos hoy aquí en esta celebración para conocer y experimentar
la misericordia de Dios, para que los que se encuentran con nosotros
puedan descubrir la misericordia de Dios en nosotros. Recordando el tema
de este Mes Misionero Extraordinario, ‘Bautizados y Enviados: La
Iglesia de Cristo en Misión en el Mundo’, el arzobispo exhortó: "Todos
somos bautizados y enviados como Iglesia a ser misioneros en el mundo, a
ser testigos, a predicar que la palabra salvadora que Cristo ha hecho
resonar en nuestros corazones tiene el poder de convertirnos
constantemente a Él, a darnos la experiencia de la misericordia y así
cambiar nuestras vidas". (