Harare, ZIMBABUE (Agencia Fides, 23/10/2019) – Se ha abierto en Zimbabue la causa de la
beatificación de John Bradburne, un misionero laico franciscano de
nacionalidad británica. Su vida y su testimonio de fe en medio de los
leprosos serán examinados primero a nivel diocesano y luego en la
Congregación para la Causa de los Santos en Roma. Si se reconocen sus
virtudes, podría convertirse en el primer santo directamente relacionado
con Zimbabue.
En septiembre, la noticia del comienzo del proceso de este laico “hacia
la gloria de los altares” despertó gran atención en la cadena de
televisión británica BBC. El padre Brian MacGarry, un jesuita que
asistió a Bradburne en el momento de la guerra de independencia de
Rhodesia, explica Fides: “Lo conocía bien y puedo decir con certeza que
era un católico de profunda espiritualidad. El trabajo que hizo junto
con los leprosos fue de gran valor, tanto a nivel médico como humano”.
Hijo de un vicario anglicano, Bradburne se convirtió al catolicismo
después de servir en el ejército británico en Malasia y Birmania, donde
también fue herido en combate. “Su fe era muy profunda. Trató de
convertirse en cartujo, luego en benedictino y, por último, en miembro
de la Congregación de Nuestra Señora de Sión. Ninguna de las tres
órdenes, aunque reconoció su profunda espiritualidad, lo acogió. Se hizo
Franciscano terciario. Era laico pero desde que ingresó a la Tercera
Orden siempre vistió con hábito”.
En 1971 llegó a Rodesia para buscar “una cueva para rezar”. En 1964 se
unió a una colonia de leprosos en Mutemwa que se convertirá en su
comunidad. El jesuita recuerda: “La colonia estaba sucia y la gente
estaba sucia. No había medicinas, ni ropa, y la gente tenía hambre. Se
ocupó de las necesidades de todos: alimentar a las personas y lavar y
vendar sus heridas”. Todos los días durante una década, tuvo la misma
rutina. Se levantaba a las 3 de la mañana para bañar a los pacientes
leprosos. Les ayudaba a comer y los acompañaba a rezar. Su único tiempo
libre era un paseo de cinco kilómetros.
En 1979, comenzaron los enfrentamientos con los habitantes de un pueblo
cercano. Los leprosos los acusan de destruir sus cultivos haciendo
pastar a los animales en sus campos. Bradburne se ofreció para mediar.
“Los aldeanos lo llevaron ante el comandante local Zanla (Zimbabwe
African National Liberation Army, el ala militar de Zanu, un movimiento
que luchó contra el régimen segregacionista y ahora un partido de
poder)”, recuerda el Padre MacGarry. “Fue acusado de ser un espía porque
había defendido a los leprosos. El comandante estaba convencido de que
John era inocente, pero tenía enemigos en la aldea por lo que no pudo
ofrecerle protección si permanecía allí. Se ofreció a enviarlo a
Mozambique. John se negó diciendo que su lugar estaba con los leprosos.
Sin protección, terminó asesinado por los habitantes del pueblo que lo
mataron en la calle”.
El padre Brian sin embargo discrepa con aquellos que tienen la intención
de hacer de Bradburne un ícono para ser venerado. “John era un buen
hombre, atento a los demás, según el espíritu evangélico de Francisco de
Asís. Vivía con los leprosos que eran los últimos de los últimos. Tenía
sus fallos, como todos los hombres. Probablemente si supiera que se ha
iniciado el proceso de su beatificación, sonreiría y volvería a atender a
los leprosos”.