Santiago, CHILE (Agencia Fides, 21/10/2019) – Los obispos del Comité Permanente de la
Conferencia Episcopal de Chile han expresado su preocupación por los
eventos ocurridos en los últimos días en Santiago y otras ciudades, que
obligaron al gobierno a declarar un estado de emergencia en la capital.
En Valparaíso, un grupo de manifestantes atacó la Catedral, que sufrió
graves daños. Los vándalos intentaron prender fuego a las grandes
puertas de madera y, después de entrar, destruyeron las bancas y varias
imágenes sagradas, gritando consignas alusivas a los escándalos sexuales
de la Iglesia. Las manifestaciones explotaron debido al aumento en el
costo del boleto del servicio de transporte público.
Al describir los eventos con la mayor severidad, los obispos declaran
que "es el deber de todos hacer un esfuerzo conjunto, especialmente las
autoridades y los líderes sociales, para descubrir las causas y seguir
el camino de la solución, que no sucederá sin la participación de la
mayoría".
Agregan que "los eventos dolorosos y traumáticos son una invitación
urgente para continuar creando una cultura de encuentro y comprensión,
capaces de escuchar y empatizar con el sufrimiento y las dificultades
diarias de la sociedad chilena con respecto al trabajo, la salud, la
seguridad pública, la educación pública, la vivienda, las pensiones, la
pobreza y los desafíos humanitarios de la inmigración, entre otros ".
En el texto, enviado a Fides, los obispos enfatizan que "la primera
obligación de todos aquellos que ejercen cualquier tipo de liderazgo en
el país es comprender el profundo malestar de las personas y familias
afectadas por desigualdades injustas, por decisiones arbitrarias que
comprometen la vida diaria y en las prácticas cotidianas que consideran
abusivas, porque perjudican particularmente a los grupos más
vulnerables".
El episcopado chileno "condena enérgicamente la violencia que ha
ocurrido en la capital del país con ataques contra personas, destrucción
de propiedades, saqueo de locales comerciales y privación de cientos de
miles de conciudadanos de un servicio de transporte que es la base de
la vida y del desarrollo de la ciudad ". Al mismo tiempo, reafirman la
necesidad de "comprender las raíces de la violencia y trabajar con
urgencia para prevenirla, detenerla y dar vida a formas pacíficas para
resolver los conflictos", señala la nota de los obispos.
Según los informes recopilados por Fides, las fuerzas armadas y la
seguridad pública están tratando de restablecer el orden público
enfrentando a los grupos violentos que han radicalizado una protesta
social contra la desigualdad que ya ha causado diez muertes y ha
sembrado el terror en las calles en diferentes lugares. del país, con
barricadas, incendios y saqueos. El presidente chileno, Sebastián
Piñera, dijo que el país está experimentando una "guerra", un conflicto
bélico contra un "enemigo poderoso e implacable, que no respeta a nada
ni a nadie", describiendo así a los manifestantes.
El gobierno declaró el estado de emergencia, total en algunos
municipios, en 10 de las 16 regiones de Chile: la región metropolitana
de Santiago, Antofagasta, Coquimbo, Valparaíso, Maule, Concepción, Bío
Bío, 0'Higgings, Magallanes y Los Ríos. Como resultado, miles de
soldados han sido desplegados en las calles para restablecer el orden
público. Se produjeron violentos enfrentamientos entre manifestantes y
fuerzas de seguridad. El sábado 19 y el domingo 20 de octubre hubo
incendios en tiendas, farmacias, bancos y edificios públicos, saqueos y
barricadas en las calles, casi en todo el país.