Quito, ECUADOR (Agencia Fides, 24/10/2019) – El miércoles 23 de octubre, cuatro
representantes de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) fueron a la
sede del gobierno. La delegación estaba compuesta por Mons. Luis
Cabrera, Arzobispo de Guayaquil, Vicepresidente de la Conferencia
Episcopal; Mons. Alfredo Espinosa, Arzobispo de Quito; Mons. René Coba,
Ordinario Militar, Secretario de la CEE, y Mons. Danilo Echeverría,
Auxiliar de Quito, representante del sector familiar de la CEE. El
Presidente de la CEE se encuentra actualmente en Roma para participar en
el Sínodo de los Obispos.
Aunque la reunión se llevó a cabo a puerta cerrada, se divulgó
información a la prensa. El presidente de Ecuador, Lenín Moreno,
agradeció a los obispos "en nombre del país, el Estado y el Gobierno"
por la función de los mediadores asumidos en estos momentos difíciles,
resultado de malentendidos y falta de diálogo. Luego, el Presidente
habló de la "arrogancia de aquellos que creen que tienen derecho a
permanecer indefinidamente en el poder, o en una posición
intransigente", aludiendo a lo que sucedió en el país y a su retroceso
en las disposiciones del gobierno. Moreno
agradeció especialmente al Frente Unico de Trabajadores (FUT) por haber
suspendido la marcha programada para el 30 de octubre.
Por su parte, el obispo Cabrera enfatizó la invitación del gobierno a la
Conferencia Episcopal para ser un mediador para el diálogo con el
movimiento indígena del país, según una nota enviada a Fides. Luego
insistió en que "existe la disposición y la esperanza de llegar a
acuerdos específicos, no para complacer a los grupos en diálogo, sino a
todo el país". El Vicepresidente de la CEE concluyó su discurso
anunciando el desafío de iniciar un proceso de reconciliación y
pacificación porque "una parte del pueblo ha quedado fragmentada y
herida".
El presidente Lenín Moreno, en varias sesiones, se reunió con
representantes de grupos sociales y sindicatos, especialmente de
transporte, para definir las modalidades y fechas de los subsidios a la
gasolina, el tema que desencadenó las protestas.
Las manifestaciones terminaron el 13 de octubre, luego de la abrogación
por parte del gobierno del controvertido decreto sobre subsidios, con un
trágico número de 8 muertos, más de 1.300 heridos y mil arrestos, según
un informe de la Defensoria del Pueblo. El final de las protestas se
abrió un diálogo directo entre el gobierno y el movimiento indígena, con
la mediación del Episcopado y la oficina de las Naciones Unidas en
Ecuador.