Brasilia, BRASIL (Agencia Fides, 17/04/2021) – “Brasil vive una grave crisis sanitaria,
económica, ética, social y política, agravada por la pandemia, que nos
interpela, poniendo de manifiesto las desigualdades estructurales
arraigadas en la sociedad brasileña. Aunque todo el mundo sufre la
pandemia, sus consecuencias son más devastadoras en la vida de los
pobres y débiles. Esta realidad del sufrimiento debe resonar en el
corazón de los discípulos de Cristo. Todo lo que promueva o amenace la
vida concierne a nuestra misión como cristianos. Siempre que nos
posicionamos en cuestiones sociales, económicas y políticas, lo hacemos
por exigencia del Evangelio. No podemos callar cuando se amenaza la
vida, no se respetan los derechos, se corrompe la justicia y se
instituye la violencia”.
Así lo escribe la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) en su
mensaje publicado al final de la Asamblea General de la CNBB, celebrada
en línea del 12 al 16 de abril, dirigiéndose
“al pueblo brasileño en este grave momento”. “Somos pastores y nuestra
misión es cuidar de vosotros -escriben en el mensaje-. Nuestro corazón
sufre por la escasa participación del Pueblo de Dios en las iglesias.
Sin embargo, el carácter sagrado de la vida humana nos exige sabiduría y
responsabilidad. Por lo tanto, en este momento, debemos seguir
observando las medidas sanitarias en lo que se refiere a las
celebraciones presenciales”.
Los Obispos agradecen a las familias que han sido un lugar privilegiado
“para la experiencia de la fe y la solidaridad”, y a las comunidades que
a través de diversas iniciativas han promovido la experiencia de la
Iglesia doméstica, exhortando: “Unidos en la oración y el cuidado de la
vida, superaremos este momento”.
A continuación, reiteran que los tres poderes de la República tienen,
cada uno en su especificidad, la misión de orientar a Brasil según los
dictados de la Constitución Federal, que considera la salud “un derecho
de todos y un deber del Estado”. El momento actual requiere competencia y
lucidez, por lo que “son inaceptables los discursos y actitudes que
niegan la realidad de la pandemia, ignoran las medidas sanitarias y
amenazan el estado de derecho democrático”.
Por ello, los obispos piden “una mayor inversión en la salud pública y en la atención a los enfermos, preservando y fortaleciendo el Sistema Único de Salud – SUS” y que se garanticen políticas públicas estatales eficaces de apoyo a la educación, comprometiéndose con el Pacto Mundial por la Educación propuesto por el Papa Francisco. También les preocupan las múltiples formas de violencia que prevalecen en la sociedad, la desinformación y la incitación al odio, especialmente a través de las redes sociales, y el uso de la religión como herramienta de disputa política.
Al pedir una atención constante al cuidado de la casa común, los obispos
reiteran la necesidad de superar las desigualdades sociales en el país,
promoviendo una política mejor, “que no se someta a los intereses
económicos, y se guíe por la fraternidad y la amistad social”. Por
último, concluyen con “un fuerte llamamiento a la unidad de la sociedad
civil, de las Iglesias, de las entidades, de los movimientos sociales y
de todas las personas de buena voluntad, en torno al Pacto por la Vida y
por Brasil”. Con un compromiso renovado, tomemos iniciativas concretas
para promover la solidaridad y el compartir”.