CIUDAD DE GUATEMALA (Agencia Fides, 02/02/2016) – Han tenido que pasar más de 30
años para que dos presuntos implicados en un caso de esclavitud sexual y
doméstica contra mujeres de la etnia maya-keqchí del norte de Guatemala
se hayan sentado en el banquillo para responder por sus delitos. Se
trata del teniente coronel, que ahora está retirado, y de un comisionado
militar, (un civil al servicio del Ejército) acusados por crímenes
contra la humanidad en sus formas de violencia sexual, esclavitud
doméstica y homicidio.
Los hechos ocurrieron entre 1982 y 1983 y los responsables han podido
ser identificados gracias a los testimonios de las víctimas. Los
crímenes fueron perpetrados en la comunidad de Sepur Zarco, una aldea
del municipio de El Estor (Izabal) donde los militares debían combatir a
la guerrilla de inspiración marxista. Se trata del primer caso que
llega a un tribunal de Guatemala.
El informe “Recuperación de la memoria histórica” (Remhi), del obispo
Juan Gerardi, contiene testimonios estremecedores: se obliga a las
mujeres a bailar y desvestirse delante de la tropa, en el mismo lugar
donde horas antes habían sido asesinados sus padres, hermanos, novios o
maridos, para después violarlas.
“La violencia no fue indiscriminada, sino que dependía de una valoración
de riesgo/beneficio en función del objetivo central que era obtener la
colaboración de la población civil” dice el informe coordinado por el
obispo Gerardi, que fue asesinado en el garaje de su parroquia 48 horas
después de presentar públicamente el informe. La decisión está ahora en manos del juez, pero el proceso legal puede durar meses.