Yango, MYANMAR (Agencia Fides, 02/05/2017) - “Hemos venido no para contar las heridas del
pasado, sino para contar las bendiciones de la paz. Hemos venido no para
recordar las pesadillas de épocas pasadas, sino para perseguir la
promesa de paz para nosotros y las generaciones futuras. Nuestro país
está en camino hacia la paz plena, la justicia a los débiles, la
prosperidad de todos”: así lo ha referido el cardenal Charles Maung Bo,
Arzobispo de Yangon, en un encuentro-peregrinación interreligioso al que
han participado los principales líderes religiosos de Myanmar.
“En este viaje sagrado, mis queridos hermanos y hermanas, hemos venido a
celebrar nuestra unidad en la diversidad y a desmentir a los que ven la
religión como causa de conflicto”. En una tierra que es “muy religiosa y
espiritual”, la cuna del budismo Theravada, “el testimonio de los
líderes religiosos tiene un impacto duradero en la vida de nuestra
gente”, recuerda el cardenal.
El arzobispo Bo cita la gran contribución del budismo en el difundir
valores como la compasión y la misericordia: “En este país hay unos 500
mil monjes que pueden propagar el mensaje de Buda sobre la compasión.
Hay 70 mil monjas budistas. Otras religiones como nuestra Iglesia
Católica cuentan con más de 2.500 religiosas y 700 sacerdotes. Cada día,
todos los que entre nosotros escogen la vida religiosa tienen una gran
oportunidad para difundir el mensaje de la simplicidad, del servicio y
del saber compartir”.
El encuentro-peregrinación, explica el cardenal, ha reunido a “líderes
religiosos que trabajan por el diálogo y la paz, personas religiosas que
buscan el bien de todos”.
“La paz es el camino, la paz es el único camino. Ayudémonos los unos a
los otros para curar y sanar las heridas” señala, recordando que, en la
tradición cristiana, la “paz nace de la justicia y madura en el amor”.
“Construir y promover la paz forma parte de nuestras tradiciones de fe.
El nacimiento de Cristo fue anunciado con el mensaje: 'Paz a todos los
hombres', y cuando Jesús resucitó tenía un sólo mensaje para los suyos:
¡paz!”.
El cardinal Bo recorre los pasajes dolorosos de la historia de Myanmar,
marcada por conflictos, refugiados, esclavitud, opresión, observando que
el camino democrático no puede prescindir de la paz y reiterando que
“las religiones en este país quieren la paz y desean trabajar con los
responsables estatales para construir una paz duradera”.