Port
Moresby, PAPUA NUEVA GUINEZ (Agencia Fides, 17/04/2021) – “La inculturación es un pilar de nuestro
trabajo: debemos utilizar el mismo lenguaje de la gente para que el
anuncio del Evangelio pueda entrar en los corazones y en las
conciencias. Sólo así el mensaje de Jesús puede encontrar aceptación en
sus vidas”. Así lo afirma la hermana Chiara Colombo, misionera de la
Inmaculada Concepción, en una conversación con la Agencia Fides, al
hablar del compromiso misionero en Papúa Nueva Guinea y de los retos a
los que se enfrentan diariamente las religiosas en el país.
La hermana Chiara Colombo vive desde 2016 en Kiriwina, la mayor de las
islas Trobriand, situada a unos 200 kilómetros al norte del extremo
sureste de la isla de Papúa. Aquí, ella y sus hermanas apoyan las
actividades de las dos parroquias, cada una de las cuales cuenta con
seis comunidades cristianas: visitas a los pueblos, atención pastoral,
catequesis y trabajo de prevención sanitaria. “La vida aquí no siempre
es fácil”, dice la hermana Chiara, “si llueve tienes agua, si no llueve
no la tienes como todo el mundo. La electricidad depende de los paneles
solares o del gasóleo que llega por barco a las distribuidoras de la
costa y que se vende en tanques en el interior. Los servicios son sólo
básicos y la sensación es que el gobierno no hace lo suficiente para
garantizarlos”. En Kiriwina el servicio de salud también es deficiente:
“En el hospital”, informa la religiosa, “no hay médicos, sólo enfermeras
y paramédicos, con un stock de medicinas que sólo
frenan enfermedades como la malaria y la disentería”.
Luego están los nuevos retos: una población que crece, de tres a ocho
millones en cuarenta años, mientras que el 40% de los habitantes son
menores de quince años. “Los jóvenes”, dice la misionera, “luchan por
encontrar su lugar en una sociedad muy contradictoria: rica en recursos
pero de los que se aprovechan solo las empresas extranjeras; fascinada
por el progreso pero incapaz de garantizar una educación a la mayoría de
sus jóvenes. Las escuelas no son numerosas y, por lo tanto, son
selectivas. Pocos consiguen acceder a los grados superiores”.
En la capital, Port Moresby, y en la ciudad de Kerema, las hermanas
dirigen dos escuelas secundarias. En Watuluma, en la isla de Good
Enough, también hay un centro de formación profesional donde los alumnos
aprenden a ser carpinteros, mecánicos y electricistas a lo largo de
tres años. Los jóvenes son nuestra prioridad”, dice la hermana Chiara,
“queremos formar ciudadanos que sean capaces de rentabilizar su tierra
respetando el ecosistema en el que viven”.
A la pregunta de si en Papúa Nueva Guinea también hay lugar para el
primer anuncio del Evangelio, la hermana responde “En este frente
tenemos dos retos: uno es la fragmentación entre las distintas
confesiones cristianas, agravada por el continuo surgimiento de nuevas
sectas, con la consiguiente división dentro de las comunidades y de las
propias familias. La otra es la persistencia de supersticiones
ancestrales: el anuncio de Cristo –concluye la hermana Chiara - pretende
salir al encuentro de los elementos de la cultura tradicional que no
están en consonancia con el Evangelio, potenciando en cambio los
aspectos positivos”.
LINK
El vídeo del servicio en el canal Youtube de la Agencia Fides -> https://www.youtube.com/watch?