CIUDAD DEL VATICANO,
23 septiembre 2014 (VIS).- El Cardenal Antonio Maria Veglió,
Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes
e Itinerantes, junto con el Arzobispo Joseph Kalathiparambil
Secretario del mismo dicasterio, han presentado esta mañana en la
Oficina de Prensa de la Santa Sede el Mensaje del Santo Padre para la
Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado que se celebrará el
domingo 18 de enero de 2015 y cuyo tema es ''Una Iglesia sin
fronteras, madre de todos''.
El Cardenal Veglió
ha explicado que el Papa decidió promulgar este Mensaje el 3 de
septiembre, porque ese día se celebra el centenario de la elección
del Papa Benedicto XV, que estableció por primera vez una jornada
anual de sensibilización sobre el fenómeno de la emigración.
Asimismo ha destacado cómo la Iglesia durante toda su historia casi
bimilenaria ha hecho siempre frente a situaciones nuevas e
intrincadas, entre las cuales se puede contar la que hoy plantea la
emigración no solo por la dimensión que está alcanzando sino por
las diferentes problemáticas de naturaleza social, económica,
política, cultural y religiosa que conlleva.
''El mandamiento
bíblico de acoger al extranjero, de abrirle la puerta como si se
acogiera a Dios, entra en conflicto con situaciones difíciles ,
sobre todo -ha dicho- cuando algunos emigrantes son protagonistas de
irregularidades e incluso de delincuencia''. Ante esto el purpurado
ha recordado que en un clima tan preocupante la pregunta es: ¿Cómo
responde la Iglesia?, y ha recordado que el Santo Padre ofrece tres
consejos: renunciar a sí mismo, aumentar la colaboración entre los
diferentes organismos e instituciones que trabajan por los emigrantes
y humanizar la situación de los mismos intensificando los esfuerzos
para crear condiciones propicias y garantizando una progresiva
disminución de las razones que empujan a pueblos enteros a abandonar
su tierra natal.
A continuación el
Arzobispo Kalathiparambil ha abordado el tema de la muliculturalidad
de la sociedad contemporánea, que se encuentra en continua evolución
y en la que es necesario adquirir una nueva conciencia sobre el tema
de la emigración forzada. El Secretario del Pontificio Consejo ha
explicado que se trata de una fuga hacia la salvación, a través de
un viaje realizado en condiciones peligrosas en el que a menudo se
arriesga la vida pero que ''es la única manera para acceder a un
país donde estas personas pueden encontrar protección y la
posibilidad de vivir con dignidad''. También ha apuntado que los
problemas aumentan con las normas de regulación de los viajes
internacionales, ya que cómo los prófugos no poseen documentos
validos se convierten en ''personas vulnerables e indefensas,
víctimas en busca de protección y presas fáciles de los
contrabandistas y traficantes''.
Monseñor
Kalathiparambil ha insistido en que los Estados están llamados a
colaborar con espíritu de solidaridad internacional ''para responder
a las necesidades de protección, devolver la dignidad humana a los
refugiados y prevenir las causas de la movilidad forzada'', y ha
añadido que ''la Iglesia se esforzará hasta que la dignidad y la
centralidad de las personas humanas se tutelen, valorizando la
solidaridad y el diálogo entre los pueblos''. Al finalizar, ha
recordado que el desafío de hoy es el de ''no acostumbrarse a los
dramas humanos que viven las personas obligadas a desplazarse y no
dejar que prevalezca la indiferencia, ''la debilidad de nuestra
naturaleza humana'' que nos hace sentir a veces la tentación de ser
cristianos manteniendo una prudente distancia de las llagas del
Señor'.
Entre 1990 y 2013 el
numero de emigrantes internacionales ha aumentado un 50%. De estos,
cerca el 59% vive en regiones desarrolladas del globo, mientras las
regiones en vías de desarrollo acogen el 41%. Respecto a las zonas
de partida de los emigrantes, Asia es el primer continente de la
lista con casi 92'500,000 personas, seguida de Europa con 58'400,000,
Sudamérica y Caribe con 36'7000,000, África con 31'300,000, América
del Norte con 4'300,000 y Oceanía con 1'900,000 personas.