Juba, SUDÁN DEL SUR
(Agencia Fides, 29/9/2014) - “La guerra es un mal (...). No hay
justificación moral para nuevos asesinos. Los enfrentamientos y
asesinatos deben cesar de inmediato y sin condiciones”, afirman los
obispos de Sudán del Sur en un mensaje publicado al final de una
reunión que se ha celebrado en Juba del 23 al 25 de septiembre,
enviado a la Agencia Fides.
La guerra civil
entre las fuerzas gubernamentales del presidente Salva Kiir y las
leales al ex vicepresidente, Riek Machar, ha creado una tragedia
humanitaria, como han señalado los Obispos. “Miles de personas han
muerto y cientos de miles de personas han sido desplazadas. La
población, ya probada por los conflictos anteriores, está
traumatizada de nuevo por atrocidades que ni siquiera antes se habían
visto. Los desplazados viven en condiciones deplorables, tanto en los
campos de la ONU como en las ciudades, o como refugiados en los
países vecinos. El hambre se cierne sobre el país”, dice el
mensaje.
Los obispos se
lamentan de que la esperanza que surgió de la independencia nacional
(Sudán del Sur se independizó de Sudán en 2011) se ha visto
afectada por la guerra civil, que ha bloqueado cualquier proyecto de
desarrollo. “Se puede decir que la paz es sinónimo de desarrollo”,
dice el mensaje. “Aunque siete de los diez estados no se han visto
directamente afectados por la violencia, su población sigue
sufriendo, y necesitan que se retomen las actividades de desarrollo”.
En el documento se
remarca que una de las consecuencias negativas de la guerra es el
afirmarse del tribalismo estrechamente ligado a la corrupción
política. “Nuestra política se basa cada vez más en el origen
étnico, con el surgimiento de la percepción en las diversas
comunidades que una tribu se ve favorecida con respecto a la otro
(...) - incluso dentro de nuestras iglesias, están emergiendo
elementos de tribalismo, que crean sospechas y debilitan nuestros
esfuerzos por la paz y la reconciliación”. “El tribalismo es un
aliado de la corrupción y el nepotismo. Las funciones públicas son
percibidas por muchos como sinónimo de acceso al poder y riqueza, la
comunidad siente a menudo la necesidad de colocar a sus miembros en
el poder para tener acceso a los recursos”.
Los Obispos terminan
lanzando un llamamiento para que todos contribuyan a la paz e invitan
a los fieles a la oración por la reconciliación nacional.