Kinshasa, REPÚBLICA
DEMOCRÁTICA DEL CONGO (Agencia Fides) – Más de 70 mil niños y
niñas congoleños han sido torturados, abandonados, asesinados, por
ser acusados de brujería. Sólo en la región de Kinsasha 30 mil
niños de la calle han sido separados de sus familias por esta razón.
Gran parte de la población, maestros, profesionales, líderes
religiosos, creen en la brujería. Es un fenómeno muy extendido en
la cultura bantú y difícil de erradicar, según las denuncias de
diversas organizaciones que trabajan para luchar contra esto. Los
principales agresores de estas pequeñas víctimas son los propios
padres, la personas cercanas a predicadores de algunas iglesias
“independientes” que no corresponden a ninguna estructura
jerárquica, doctrina o práctica religiosa.
Los “pastores”
de estas iglesias, por cada exorcismo practicado, reciben donaciones
de miembros de la familia que van desde los 300 a los 2.000 dólares
para la “liberación”. Algunos de los exorcismos consisten en
encerrar a las víctimas en casa durante días sin comida ni agua a
fin de prepararlos para liberarse de los malos espíritus. Luego, los
niños se presentan al pastor que comienza un ritual de gritos,
cantando, bailando que se prolongan hasta que los niños caen al
suelo exhaustos y aturdidos. Los activistas que luchan contra la
práctica de la magia negra se enfrentan a la indiferencia general,
al silencio y a la pasividad de las autoridades, y acusan a la
policía de impedir la denuncia de los casos.