CIUDAD DEL VATICANO,
23 septiembre 2014 (VIS).- Monseñor Antoine Camilleri, Subsecretario
para las Relaciones con los Estados ha participado en la 58 ª
Conferencia General del Organismo Internacional de Energía Atómica
(OIEA) que se celebró ayer lunes en Viena. Nada más comenzar su
intervención destacó que la Santa Sede valora y apoya todas las
actividades del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA)
que contribuyan a un auténtico desarrollo humano y fomenten la paz y
la prosperidad en todo el mundo. De igual manera considera que para
sensibilizar a la opinión sobre esta cuestión - y difundir la labor
de la OIEA- es necesario emplear mejor los medios de comunicación
actuales y fomentar una cooperación más profunda con las
autoridades civiles y políticas. Es más, la Santa Sede cree que las
actividades de la OIEA son compatibles con el llamado del Papa del
FRANCISCO por la fraternidad que se articula en su Mensaje para la
Jornada Mundial de la Paz.
El prelado reiteró
que la ''prevención de la proliferación de las armas nucleares es
de suma importancia para toda la humanidad. Sin embargo, el logro de
este objetivo no puede ser la última palabra en lo que respecta a la
paz: hay que poner un énfasis especial en el desarme nuclear en todo
el mundo; un punto clave para todos los estados, especialmente para
aquellos que poseen armas nucleares o que quieren desarrollarlas o
adquirirlas. Además, es un objetivo que no adolece de falta de
realismo.''
Indudablemente
-dijo- la realidad de la paz requiere un cambio de rumbo alcanzable
mediante la toma de decisiones claras y firmes, y la voluntad de
buscar y lograr el desarme nuclear''. Como en años anteriores, la
Santa Sede exhorta a los gobiernos y a los científicos que
participan en el campo de la defensa militar, ''a trabajar con
perseverancia de cara al desarme'' y recuerda que este año se
conmemora el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial y el
septuagésimo quinto de la Segunda Guerra Mundial, cuyas terribles
repercusiones siguen sintiéndose en nuestros días.
Monseñor Camilleri
habló del gran interés mundial del accidente en la central nuclear
de Fukushima (Japón) en marzo de 2011 y de la reflexión que esa
catástrofe llevó aparejada acerca de las garantías y el incremento
de la seguridad nuclear. ''Hay que hacer todo lo humanamente posible
para evitar accidentes en las instalaciones nucleares y minimizar las
consecuencias en caso de accidente. Este es el camino que se debe
perseguir''.
Antes de finalizar,
el Subsecretario para las Relaciones con los Estados, afirmó que la
delegación de la Santa Sede alienta y apoya los enfoques innovadores
y los esfuerzos que se refieren a la gestión y la eliminación
segura de los residuos radiactivos, y reiteró la gran importancia
que concede a la fructífera cooperación del OIEA con otras
organizaciones de las Naciones Unidas, como la Organización Mundial
de la Salud (OMS) o la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO).