''Durante
un tiempo, en la Persona divina-humana de Cristo, Dios ha sido niño, y
esto debe tener un significado especial para nuestra fe -ha dicho-. Es
verdad que su muerte en la cruz y su resurrección son la máxima
expresión de su amor redentor, pero no olvidemos que toda su vida
terrena es una enseñanza. En Navidad, recordamos su infancia -ha
continuado-. Para crecer en la fe necesitamos contemplar más a menudo al
Niño Jesús... Sabemos poco de Él como niño, pero podemos aprender mucho
si observamos la vida de los niños''.
''Descubrimos,
sobre todo, que los niños quieren nuestra atención -ha dicho-. ¿Por
qué?, porque ¿son orgullosos? ¡No! Porque necesitan sentirse protegidos.
Es necesario también para nosotros poner al centro de nuestra vida a
Jesús y saber que, aunque pueda parecer paradójico, tenemos la
responsabilidad de protegerlo... y de hacerle sonreír para demostrarle
nuestro amor y nuestra alegría, porque Él está entre nosotros. Su
sonrisa es la señal del amor que nos da la certeza de ser amados''.
El Santo Padre ha destacado que los niños aman jugar, y ha comentado que jugar con un
niño, sin embrago, significa abandonar nuestra lógica para entrar en la
suya. ''Si queremos que se divierta -ha destacado- tenemos que saber qué
es lo que le gusta, y no ser egoístas y hacer las cosas que nos gustan a
nosotros. Es una enseñanza para nosotros. Ante Jesús estamos llamados a
abandonar nuestra pretensión de autonomía, y esto es la clave del
problema: nuestra pretensión de autonomía, para acoger en cambio la
verdadera forma de libertad, que consiste en conocer a quien tenemos
ante nosotros y servirle. Él, niño, es el Hijo de Dios que viene a
salvarnos. Ha venido a nosotros para mostrarnos el rostro del Padre
lleno de amor y de misericordia. Así que, apretemos entre nuestros
brazos al Niño Jesús y pongámonos a su servicio: Él es fuente de amor y
de serenidad''.
Posteriormente saludó a los fieles en francés, inglés, alemán, español. portugués, árabe y polaco.
Estas fueron sus palabras en castellano:
"Queridos hermanos y hermanas:
En estos días de Navidad, contemplamos al Niño Jesús, reviviendo en nuestros corazones el misterio de la Encarnación con gestos sencillos y tradicionales, como poner el pesebre en nuestras casas. Esta devoción al Niño Jesús nos permite meditar, siguiendo el ejemplo de la Virgen María, la humildad de Dios, que se hace pequeño por nosotros. A pesar de que sabemos poco de la infancia de Jesús, podemos aprender mucho de Él mirando a los niños. También Jesús quiere que lo estrechemos en nuestros brazos, que le demostremos nuestro amor, nuestro interés. Que abandonemos nuestra pretensión de autonomía y acojamos la verdadera forma de la libertad, que consiste en reconocer y servir a quien tenemos delante. Él ha venido a revelarnos el rostro del Padre, rico en misericordia.
En estos días de Navidad, contemplamos al Niño Jesús, reviviendo en nuestros corazones el misterio de la Encarnación con gestos sencillos y tradicionales, como poner el pesebre en nuestras casas. Esta devoción al Niño Jesús nos permite meditar, siguiendo el ejemplo de la Virgen María, la humildad de Dios, que se hace pequeño por nosotros. A pesar de que sabemos poco de la infancia de Jesús, podemos aprender mucho de Él mirando a los niños. También Jesús quiere que lo estrechemos en nuestros brazos, que le demostremos nuestro amor, nuestro interés. Que abandonemos nuestra pretensión de autonomía y acojamos la verdadera forma de la libertad, que consiste en reconocer y servir a quien tenemos delante. Él ha venido a revelarnos el rostro del Padre, rico en misericordia.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en
particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Veo que
hay muchos mexicanos. Acojamos al Señor en nuestros corazones,
demostrémosle nuestro amor y el gozo de saber que Él siempre está en
medio de nosotros. Muchas gracias".
''Os invito a rezar por las víctimas de los
desastres que en los últimos días han afectado Estados Unidos, Gran
Bretaña y América del sur, especialmente Paraguay, y que han provocado
muertes, muchos desplazados y cuantiosos daños''.
El Santo Padre hizo un llamamiento antes de finalizar la Audiencia General. ''Os invito a rezar por las víctimas de los
desastres que en los últimos días han afectado Estados Unidos, Gran
Bretaña y América del sur, especialmente Paraguay, y que han provocado
muertes, muchos desplazados y cuantiosos daños''.
''Que el Señor dé consuelo a esas poblaciones -ha continuado- y
que la solidaridad fraterna les ayude en sus necesidades''.
La Audiencia concluyó con el canto del Pater Noster y la Bendición Apostólica impartida por el Papa FRANCISCO.