Yangon, MYANMAR (Agencia Fides, 23/12/2015) - En Myanmar tenemos “todas las razones del mundo
para celebrar con el ángel que ha cantado en Navidad: ¡Alegría al mundo
entero!. La Navidad es una invitación a salir de nuestra oscuridad y a
vivir en la luz, a recibir la luz de modo que nuestros corazones puedan
verdaderamente llenarse de alegría”: así lo afirma el cardenal Charles
Bo, Arzobispo de Yangon, en su mensaje emitido con motivo de la Navidad.
Una palabra clave del mensaje, enviado por el cardenal a la Agencia
Fides, es “buena voluntad”, que se hace eco en el anuncio de los ángeles
“y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”.
“Con las elecciones generales del 8 de noviembre, nuestra nación ve el
amanecer de un cambio. Nos corresponde a nosotros permitir que surja un
día luminoso. El que llega, es un año de bendición para cada uno de
ustedes, hermanos y hermanas. Olvidando todo el pasado, la oscuridad del
odio, podemos llevar el mensaje de paz dirigido a todos los hombres de
buena voluntad”, dice el Cardenal.
“La buena voluntad es una conditio sine qua non para la adquisición de
la paz”, señala, instando a “construir una nueva Myanmar, un cielo nuevo
y una tierra nueva”, gracias a la buena voluntad de cada uno.
El mensaje invita a “todos los hombres y mujeres de buena voluntad a
unir sus fuerzas en Myanmar”, construyendo la paz entre las comunidades,
“no difundiendo nunca mensajes de odio”.
Luego elogia a los ganadores de las elecciones por haber demostrado
sagacidad, “proponiendo un gobierno de reconciliación nacional”, que la
iglesia aprecia. También pide a los que han perdido las elecciones el
“aceptar el veredicto y acoger con favor a los ganadores”, realizando el
pasaje de poder de forma pacífica.
Hace un llamamiento a la buena voluntad de los militares, afirmando que
cree “sinceramente en el cambio de actitud del ejército” que puede
llegar a ser “guardián de la transición democrática”. También se dice
“cierto de la buena voluntad de los líderes religiosos y de las
religiones”, en el dar prueba del “cuidado recíproco” abandonado “los
intentos de abusar de la religión con fines políticos”.
En particular, el cardenal ve y espera la buena voluntad de la Iglesia,
“una de las pocas organizaciones del país que tiene realmente un
carácter verdaderamente nacional al tener en su interior personas de
cada tribu, lengua y etnia”. La Iglesia - concluye - “está llamada a
estar con los más marginados, para asegurarse de que la democracia sea
incluyente, dirigida a los más vulnerables”. En Navidad, la Iglesia en
Myanmar reafirma su contribución en la construcción de la nación, aunque
herida por tantos problemas, trabajando por “un tiempo de sanación y no
de venganza. Un tiempo de perdón, un tiempo para la reconciliación
nacional”.