Lahore, PAKISTÁN (Agencia Fides, 24/11/2016) - Un tribunal anti-terrorista de Lahore ha
emitido una sentencia con cinco condenas a muerte para los autores del
linchamiento de dos cónyuges cristianos, Shahbaz Masih, de 26 años, y
Shama Bibi, de 24 años, asesinados en Kot Radha Kishan, en el distrito
de Kasur (provincia de Punjab) el 4 de noviembre de 2014, tras la
acusación de haber cometido supuesta blasfemia. Entre los cinco
condenados a muerte, uno es un religioso musulmán. El juez también ha
ordenado una multa de 200.000 rupias para cada uno de los condenados y
ha impuesto una condena de dos años de prisión a otros ocho acusados
involucrados.
La pareja, que trabajaba como obreros en una fábrica de ladrillos,
fueron secuestrados, torturados y luego asesinados quemándolos vivos en
el horno de cocción de la arcilla. El linchamiento tuvo una resonancia
internacional y enormes reacciones de indignación en Pakistán y en el
extranjero. El matrimonio dejó a tres niños que ahora viven con su
abuelo materno.
La católica Michelle Chaudhry, presidente de la “Cecil Chaudhry &
Iris Foundation”, organización que ahora se ocupa de la protección legal
y la educación de los tres hijos huérfanos de la pareja, explica a
Fides: “Se ha hecho justicia. A pesar de que como católicos no
compartimos la pena de muerte, creemos que es importante que un tribunal
se haya pronunciado de forma rápida, en sólo dos años, castigando a los
culpables. Es un signo de madurez del sistema judicial de Pakistán que
respeta los derechos y peticiones de justicia para todos, incluidas las
minorías religiosas, que a menudo sufren la violencia que queda sin
castigo. El gobierno de Pakistán debe garantizar la seguridad de todos
los ciudadanos de Pakistán, independientemente de su fe, tal como está
consagrado en la Constitución”.
Chaudhry concluye: “Shama y Shahzad son dos personas inocentes que
murieron a causa del odio y la intolerancia. En ese horno se quemó la
humanidad, las enseñanzas del Islam y el Pakistán democrático de Ali
Jinnah”.
La pareja fue asesinada por una multitud de más de 600 musulmanes
instigados por los líderes religiosos de la región, a pesar de que
continuaban a defender su propia inocencia. Unos 40 sospechosos, entre
ellos el dueño del horno, fueron detenidos al día siguiente del
asesinato. Según la información de la Agencia Fides, esta acción legal
rápido ha sido bien recibida en el ámbito de las minorías religiosas,
puesto que la ley sobre la blasfemia en Pakistán es explotada con
frecuencia en disputas privadas.