CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 27 de noviembre de 2016).- Esta mañana en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, el Santo
Padre FRANCISCO ha recibido en Audiencia a los organizadores y
colaboradores del Jubileo Extraordinario de la Misericordia con motivo
de la clausura del Año Santo y les ha dirigido el discurso que
publicamos a continuación:
“Me alegra recibiros al final del Jubileo extraordinario para
expresaros mi agradecimiento personal por el gran trabajo realizado
durante este Año Santo.
Saludo y agradezco en particular, al incansable Mons. Rino
Fisichella. A él y a sus colaboradores del Consejo Pontificio para la
Promoción de la Nueva Evangelización había confiado de forma especial la
gestión del Jubileo. Ha sido un año denso, lleno de iniciativas en
toda la Iglesia, donde se ha podido ver y tocar de cerca el fruto de
la misericordia de Dios. La mía, al principio, había sido una simple
intuición; el Señor, como siempre, nos sorprende y va más allá de
nuestras expectativas, y así ese deseo se convirtió en una realidad que
se ha podido celebrar con tanta fe y alegría en las comunidades
cristianas de todo el mundo. La Puerta de la Misericordia abierta en
todas las catedrales y santuarios ha hecho que los fieles no encontrasen
ningún obstáculo para experimentar el amor de Dios. Ha sucedido algo
realmente extraordinario que ahora es necesario incorporar a la vida
cotidiana para que la misericordia se convierta en un compromiso y una
forma de vida permanente para los creyentes.
Todos vosotros, de diferentes maneras, habéis hecho posible que este
acontecimiento de gracia se celebrase de forma ordenada y segura, con
una gran afluencia de peregrinos y que pusiera de manifiesto el
profundo valor espiritual que el Jubileo representa. Mi agradecimiento
va, en primer lugar, al Ministro del Interior que como responsable de
la seguridad ha garantizado a los peregrinos, no sólo en Roma, sino en
todo el territorio nacional, que vivieran este jubileo con la seguridad
y la paz necesaria. Junto con él doy las gracias al Jefe de la Policía y
de la Policía de Roma, que junto con la Gendarmería del Vaticano han
demostrado que la colaboración mutua brinda realmente servicios de
seguridad de los que todos se benefician. Doy las gracias a los
miembros de la Comisión Bilateral entre la Santa Sede y el Gobierno
italiano en la persona del subsecretario de la Presidencia del Consejo.
No puedo olvidar al Cuerpo de la Guardia Suiza y a todas las
instituciones vaticanas, en particular, a la Gobernación y a la Basílica de San Pedro por su gran dedicación. Un pensamiento agradecido
también al esfuerzo realizado por los responsables de la Región del
Lacio, con su presidente, sobre todo por la planificación
meticulosa
de las estructuras sanitarias. A la Secretaría Técnica, presidida por
el prefecto de Roma que agrupaba las distintas administraciones, entre
las cuales el Ayuntamiento de Roma, un aplauso por haber hecho
posible el funcionamiento eficaz de todos los eventos del Jubileo.
Por último, mi vivo agradecimiento a los muchos voluntarios que han
venido de diferentes partes del mundo y todos los que han contribuido
con su trabajo diario, a menudo silencioso y discreto, a hacer de este
Jubileo extraordinario un verdadero evento de gracia.
"Si quieres conseguir la misericordia de Dios, sé tú misericordioso".
Estas palabras de San Agustín puede confortarnos a todos . Con vuestro
esfuerzo no solamente habéis dado una aportación eficaz, sino que
también habéis prestado un servicio auténtico de misericordia a los
millones de peregrinos que han venido a Roma. ¡Que vuestro duro trabajo
sea recompensado por la experiencia de misericordia que el Señor no
dejará que os falte!.
Gracias”.