Nogales, MÉXICO (Agencia Fides, 28/11/2016) – “Los migrantes son vistos como objetos de
mercancía desde el momento en que transitan por México” ha dicho el
obispo de la diócesis de Nogales, Su Exc. Mons. José Leopoldo González
González, “así es como son vistos por los ojos de las organizaciones
delictivas” ha reiterado hablando con la prensa local el 26 de
noviembre, según la nota recibida en la Agencia Fides.
La ciudad de Nogales en estos días se encuentra conviviendo con un gran
número de inmigrantes, que viven y duermen en las calles a la espera de
una cita con la oficina de visados para pedir permiso para entrar en los
Estados Unidos. Nogales se encuentra a 800 km de Tijuana, lugar de
frontera donde se encuentra el mayor grupo de migrantes no sólo
centroamericanos que intentan entrar en territorio de Estados Unidos, a
San Diego, California.
“Me he dado cuenta en este año y medio que estoy aquí en esta nueva
Diócesis de Nogales, que las personas al pisar suelo mexicano, los
migrantes que vienen de fuera y los mismos mexicanos, son vistos como
objetos de mercancía” ha explicado el obispo. “Cuando comienzan a
transitar en nuestro país, del Sur hacia el Norte, hay grupos delictivos
que hacen este intercambio como si fueran objeto de mercancía para
explotarlos, denigrarlos, atropellarlos en su persona y su dignidad”.
El obispos ha comentado que poco hace poco más de un mes, cuando celebró
la Misa en la frontera, pidió a las
autoridades si estaban preparadas para gestionar el masivo flujo de
haitianos y africanos que se registraba en Baja California. Pocos días
después inició la llegada de estas personas a Nogales. “No estamos
preparados para la emergencia, es decir no contamos con los albergues
necesarios para darles ese abrigo y hospitalidad, pero si que contamos
con la generosidad de nuestro pueblo y del voluntariado por parte de la
Iglesia” ha declarado.
Gracias a la generosidad de la gente se atiende al migrante en lo que es
primario, ha dicho Mons. González González, pero los inmigrantes no son
solo haitianos y africanos, sino que son también centroamericanos e
incluso mexicanos: “Este fenómeno nos tiene que hacer reflexionar
profundamente a todos nosotros: sociedad civil, gobierno, empresas e
Iglesia, sobre como están nuestras estructuras, no estamos preparados y
no hay estructuras adecuadas para desarrollo pleno a estas personas”.