Colombo, SRI LANKA (Agencia Fides, 28/11/2016) - La Iglesia Católica en Sri Lanka apoya los
“pasos de reconciliación”, iniciados por el gobierno nacional después de
la guerra civil: así lo ah declarado a la Agencia Fides el obispo
Harold Anthony Perera, que dirige la diócesis de Kurunegala, y es
presidente de la Comisión Nacional “Justicia, Paz y desarrollo humano”.
El obispo ha recordado que el país “ha vivido una larga y amarga guerra
civil”, iniciada en 1983, causada por las tensiones étnicas entre la
mayoría cingalesa y la minoría tamil, asentada en el noreste de la isla.
Después de 25 años de violencia, el conflicto terminó en mayo de 2009,
cuando las fuerzas gubernamentales conquistaron la última zona
controlada por los rebeldes de los Tigri Tamil (organización fundada en
el 1976). Siete años después del final del conflicto, las
recriminaciones sobre los abusos continúan por ambas partes.
El gobierno del presidente Maithripala Sirisena, que subió al poder en
el 2015, “ha puesto en marcha varios esfuerzos que buscan la
reconciliación nacional”, ha dicho el obispo Perera, añadiendo que este
proceso cuenta con “el pleno apoyo de la iglesia”.
"Cooperamos con el gobierno en este proceso de reconciliación por el
bien común de la nación” ha dicho a la Agencia Fides Mons. Perera.
El país tiene una población de 21,2 millones de habitantes, de mayoría
budistas (70%). Los cristianos son alrededor del 6%, mientras que
hindúes y musulmanes son otras de las minorías religiosas.
La iglesia católica en Sri Lanka,revela el presidente, “está doblemente
bendecida porque tenemos bautizados que pertenecen tanto a la comunidad
cingalesa como a la comunidad tamil”. Ante esta presencia de fieles
cingaleses y tamiles, la comunidad católica puede ser “un elemento
catalizador de armonía, paz, reconciliación y fraternidad en una
sociedad pluralizada” remarca.
La Comisión nacional para la justicia, la paz y el desarrollo humano de
la Conferencia episcopal de Sri Lanka ha puesto en marcha una serie de
iniciativas innovadoras para contribuir a la reconciliación. Todo el
apostolado, en su complejo, que incluye actividades tales como la
educación, la salud, el desarrollo social y otras actividades pastorales
“está orientado a la reconciliación del país”, añade el obispo.
Las medidas de reconciliación adoptadas por el gobierno constituyen una
“forma correcta”, aunque “es un proceso que requiere tiempo para dar
frutos concretos y resultados a largo plazo”, dice. La Iglesia tiene
confianza: “A la larga, el país será capaz de saborear el sabor de la
paz y la reconciliación, lo que allanaría el camino para un desarrollo
integrado y sostenible de la población”. En el país, señala, “hay muchas
personas de buena voluntad que cruzan las fronteras de la religión o
las diferencias étnicas y construyen puentes: esto intensifica el
proceso de paz y reconciliación y edifican el bien común del país. La
Iglesia se ha comprometido a desempeñar su papel de una manera
constructiva” concluye.