Entre los italianos saludó entre otros a los niños afectados por la enfermedad de Batten que son pacientes del hospital romano del Bambin Gesù, a los miembros de la Federación de Institutos de actividades educativas que celebran su setenta aniversario a quienes invitó a “proseguir su apoyo a las escuelas católicas para que se salvaguarde siempre la libertad de elección educativa por parte de los padres para sus hijos”.
En la fiesta de San Andrés, hermano de San Pedro, invitó a los jóvenes a que la carrera del santo hacia el sepulcro al encuentro del Señor les recordase que “nuestra vida es una peregrinación hacia la Casa del Padre”. “Que su fuerza a la hora de hacer frente al martirio os sostenga, cuando el sufrimiento se vuelva insoportable”, dijo dirigiéndose a los enfermos, mientras pidió para los recién casados que el apasionado seguir a Cristo de Andrés, les llevase a “darse cuenta de la importancia del amor“ en sus nuevas familias.
“Y en la festividad del apóstol Andrés –terminó- me gustaría saludar a la Iglesia de Constantinopla y al amado Patriarca Bartolomé y unirme a él y a la Iglesia de Constantinopla, en esta festividad- a esa iglesia hermana en el nombre de Pedro y Andrés, todos juntos- y desearle todo el bien posible, todas las bendiciones del Señor y un gran abrazo”.
Estas fueron sus palabras en español:
"Queridos hermanos y hermanas:
Concluimos este ciclo de catequesis reflexionando sobre dos obras de misericordia: una espiritual que pide rogar a Dios por vivos y difuntos, y otra corporal que invita a enterrar a los muertos.
Para los cristianos, la sepultura es un acto de piedad y de fe, pues esperamos en «la resurrección de la carne». Durante la Eucaristía confiamos a los difuntos a la misericordia de Dios con un recuerdo sencillo pero lleno de significado. Rezamos para que estén con él en el paraíso, con la esperanza de que un día también nosotros nos encontremos con ellos en este misterio de amor que, si bien no comprendemos plenamente, sabemos que es verdad porque Jesús nos lo ha prometido.
Este recuerdo de rogar por los difuntos está unido también al de rogar por los vivos, que junto con nosotros cada día enfrentan las dificultades de la vida. Todos, vivos y difuntos, estamos en comunión; en esa comunidad de quienes han recibido el bautismo, se han nutrido del Cuerpo de Cristo y hacen parte de la gran familia de Dios.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Los invito a rezar unos por otros para que las obras de misericordia corporales y espirituales se conviertan cada vez más en el estilo de nuestra vida. Muchas gracias".