Córdoba, ARGENTINA (Agencia Fides, 30/11/2016) – El Padre Mariano Oberlin, junto con los padres
de los chicos que han tenido serios problemas con las drogas, conduce
una lucha constante contra este flagelo que afecta muy seriamente a la
ciudad de Córdoba y al barrio en el que trabaja. Desde 2010 es párroco
de la parroquia Crucifixión del Señor, en el distrito de Müller,
conocido como “infierno” por los muchos jóvenes que caen en la
drogadicción y que sobreviven en las calles.
En el primer mes después de su llegada a la parroquia, tres jóvenes
murieron a causa de las drogas. De modo que, con la ayuda de las
instituciones provinciales y nacionales, construyó una casa muy pobre,
donde hoy viven 10 chicos y otros 10 son huéspedes temporales, una
escuela y dos talleres para aprender un oficio.
Según la nota enviada a la Agencia Fides por el diario de Córdoba “La
Voz”, el sacerdote cuenta con muy pocos recursos para mantener esta
actividad, incluido el mismo periódico que, junto al sacerdote denuncia
constantemente la situación de emergencia debido a la falta de apoyo de
las autoridades sanitarias y del gobierno.
Se pasa droga a plena luz del día y es casi normal ver a chicos medio
desnudos y demacrados vagando por las calles o apoyados en las paredes
de las casas porque no tienen ni fuerza ni salud. Este mes, dos chicos
fueron llevados a la urgencias y poco después, transferidos a la casa
del Padre Mariano. En las calles, según un estudio de “La Voz”, se puede
encontrar fácilmente el “PACO” (pasta a base de cocaína), pastillas,
marihuana, cocaína, alcohol y otras drogas.
Se conoce bien el crecimiento del consumo de drogas entre los jóvenes y la propagación de las drogas en el territorio
argentino. Hace un año, la Conferencia
Episcopal Argentina (CEA) publicó el documento “No a las drogas, sí a
una vida plena”, en la que pedía que se reconozca la droga como “una
tragedia nacional”.