Grapevine, ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA (Agencia Fides, 29/09/2018) - “La Providencia de Dios ha querido que este
importante evento se realizara en un momento tan difícil para la Iglesia
de Dios en los Estados Unidos”. Lo ha comentado el presidente de la
Comisión Pontificia para América Latina, Guzmán Carriquiry, hablando
sobre el V Encuentro Nacional Pastoral de Pastoral Hispana/Latina
organizado en los últimos días por la Conferencia Episcopal de los
Estados Unidos (Usccb) en Grapevine (Texas) en la que han participado
alrededor de 3.000 delegados.
Durante el Encuentro, del 20 al 23 de septiembre, se han realizado
reuniones, conferencias, trabajos en grupo y celebraciones en presencia
de 157 obispos. Ha sido la culminación de un proceso de trabajo de
cuatro años a nivel local, diocesano y regional, en el que se han
involucrado 250 mil personas y se ha dado formación a más de 26 mil
nuevos líderes.
Los Obispos, al comienzo del proceso, habían alentado el trabajo con
estas palabras: “Los católicos hispanos son una bendición de Dios y una
presencia profética que ha transformado muchas diócesis y parroquias en
comunidades de fe más acogedoras, vibrantes y evangelizadoras”.
La iniciativa, titulada “Discípulos Misioneros: Testigos del Amor de
Dios”, ha tenido como objetivo identificar las necesidades y
aspiraciones de los católicos hispanoamericanos, desarrollar programas
de formación apropiados, promover el liderazgo latino, invitar a todos
los católicos a acompañarlos, comprometerse en “compartir y celebrar las
Buena Nueva y ser levadura del Reino de Dios”. Entre las prioridades
pastorales que se han identificado está el servicio a los jóvenes y
adolescentes, junto con la necesidad de “salir al encuentro de los que
están al borde del camino”.
“Los latinos” no cuentan con una presencia significativa entre los
líderes de las parroquias o en las diócesis de los EE. UU.”, ha
observado Monseñor José Gómez, Arzobispo de Los Ángeles, durante el
evento. Para el prelado, nacido en México, es fundamental que crezca
entre ellos “un liderazgo en la vida eclesial”. “Hablar un idioma común
entre los blancos y los latinos es esencial para el futuro de la Iglesia
en los EE. UU.”, ha agregado el obispo Michael Olson, al frente de la
diócesis de Fort Worth, manifestando su esperanza de que “todos pongan
de su parte ya que la unidad requiere conversión”.
La experiencia de la comunidad hispana podría ser una lección para toda
la Iglesia en los Estados Unidos, a través de “muchas ideas sobre cómo
hacer catequesis, sobre cómo acompañar a las personas en dificultad,
sobre cómo mantener unidas a las familias”, ha comentado Monseñor.
Daniel Flores, Obispo de Brownsville.
El trabajo realizado hasta el momento comienza a despertar “una visión
de mayor protagonismo, no solo para la comunidad sino también para toda
la Iglesia”, escribe Jorge Domínguez-López en “Nuestra voz”, un medio de
comunicación en español de la misma diócesis.
Hoy, viven en los Estados Unidos 75 millones de católicos (en 1965 había
48.5 millones) y los hispanos contribuyen con un 71% al crecimiento de
la población católica que vive en el país desde 1960. Hoy, de 325,7
millones de habitantes, 52 millones (sin contar los ilegales) son
latinos. Entre ellos, el 68% son católicos.