Washington, ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA (Agencia Fides, 27/09/2018) – “La nueva regulación termina con décadas de
políticas y directrices sobre el tratamiento hacia los inmigrantes por
parte del gobierno de los Estados Unidos”. Así lo asegura una
declaración oficial de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos
(USCCB), firmada por monseñor Joe Vásquez, Presidente del Comité de
Migraciones y obispo de Austin (Texas); y monseñor Frank Dewane, obispo
de Venice (Florida) y Presidente de la Comisión para el desarrollo local
y social. Los obispos se refieren al “Aviso de Propuesta de Reglamento
sobre los inmigrantes y los beneficios públicos” divulgado el sábado 22
de septiembre por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS). Se trata
de un documento que, según los obispos “altera de forma drástica las
políticas vinculadas al acceso a programas esenciales que otorgan la
seguridad necesaria a los inmigrantes legales”.
“La propuesta, -explican-, reúne una lista de estrictas condiciones, ya
en vigor por separado, destinadas a evitar que muchos inmigrantes
reciban una ayuda federal”. Este enfoque “aumenta el miedo entre las
familias migrantes que están luchando por lograr el Sueño Americano.
Además, es probable que la disposición impida que las familias accedan a
servicios de salud importantes, vitales para la salud pública y el
bienestar”, apuntan con preocupación.
La propuesta habla de la necesidad de “garantizar que los extranjeros
que vienen a los EE.UU. o que están en proceso de regularización de su
permiso de residencia, puedan disponer de medios adecuados de
subsistencia mientras están en suelo estadounidense, y que los
extranjeros no se hagan dependientes de los servicios sociales del
Estado para su supervivencia”.
Unos días antes, el 19 de septiembre, el mismo monseñor Vásquez emitió
una declaración sobre la anunciada “Determinación Presidencial”, que
establece que el Gobierno fijará en 30 000 el número máximo de
refugiados admitidos en los EE.UU. para el año 2019, el número más bajo
desde 1980.
El Presidente del Comité de Migraciones de la Conferencia Episcopal
considera el anuncio “muy preocupante” ya que “pone en peligro muchas
vidas”. “Cercenar la protección a quienes huyen de la persecución, en un
momento sin precedentes desde el punto de vista de las necesidades
humanitarias globales, contradice lo que somos como nación”, lamenta
monseñor Vásquez. “Proporcionar refugio a las personas que huyen de la
violencia, de la tortura o de la persecución religiosa es una piedra
angular de nuestra historia”, recuerda, y añade: “Cerrar las puertas no
se corresponde con lo que somos”. La Iglesia insta al Gobierno a
“restaurar el número de refugiados admitidos para permitir que la
Comunidad Internacional siga ayudando a estas personas y contribuyendo
con su necesidad de seguridad global y para que Estados Unidos siga
siendo coherente con su larga historia de acogida compasiva”.