Kara, TOGO (Agencia Fides, 27/09/2018) – “África suele representarse por lo general, como
una tierra en la que la misión ya está bien arraigada, lista para
exportar su dinamismo de fe a las iglesias más antiguas y a las
entidades misioneras como lo es la debilitada Europa”, dice a la Agencia
Fides el padre Donald Zagore, teólogo africano, a propósito del Mes
Misionero Extraordinario de octubre de 2019, anunciado por el Papa
Francisco.
“De hecho, para muchos, el continente hoy puede y debe evangelizar a
Europa, así como en 1800 lo hizo Europa con África. Pero también es
cierto que el cristianismo en África goza de una fuerza inigualable
debido a la vitalidad de sus iglesias y de sus jóvenes, y es importante
reconocer que este tipo de cristianismo tiene límites considerables que
hacen necesario abordarlo de una forma más cautelosa. Detrás de las
apariencias se escoden verdades que a veces lo empujan hacia sus
raices”, agrega el misionero.
“El punto central de la presencia del cristianismo en África es la
incompatibilidad entre la fe profesada y la fe practicada. Nuestras
iglesias están llenas, pero nuestros países están cada vez más
divididos. La injusticia, la falta de caridad y de fraternidad son parte
de la existencia africana, y demuestran que los valores cristianos
celebrados en nuestras iglesias están lejos de ser vividos en nuestras
ciudades. El africano parece estar atrapado entre la vida dentro de la
iglesia y la vida fuera de la iglesia. La misión de evangelización debe
trabajar para conciliar estas dos corrientes, de manera que los valores
cristianos celebrados en la iglesia sean practicados en casa, en la
familia y en la sociedad. La incompatibilidad entre la fe profesada y la
fe practicada es más evidente en el ámbito cultural. Cristo y su
Evangelio no sustituyen las creencias culturales, sino que se suman a
estas. Hay una especie de acumulación de creencias, a veces un
sincretismo más
evidente en los momentos de gran sufrimiento como la enfermedad y la
muerte. Es frecuente que el africano perciba la religión bajo una
dinámica utilitaria”.
“Una religión se considera buena o mala dependiendo de si satisface o no
las necesidades de sus seguidores. Si no les da satisfacción, es
abandonada por otra o es cambiada”, explica Mons. Dominique Banlene
Guigbile, obispo de Dapaong. “De esto se origina la predisposición de
los africanos de asumir una nueva religión sin renunciar a las creencias
anteriores. Pero la verdad de la fe cristiana se basa en que la fe en
Jesucristo no admite adiciones o amalgamas. Es una opción radical que,
teniendo en cuenta las semillas del Verbo presente en las culturas de
los pueblos, renuncia a los compromisos con cualquier cosa que sea
contraria a la verdad del Evangelio”, continua Mons. Guigbile, citado
por el p. Zagore. “Esta elección radical es el gran desafío de la
evangelización hoy”, añade el p. Donald. “Debemos seguir siendo humildes
y entender que el cristianismo vivido en África se encuentra, muchas
veces, lejos de su realidad y de su verdad fundamental y que requiere
una evangelización mucho más profunda. Lejos de ser una tierra ya
evangelizada, África sigue siendo tierra de evangelización, tierra de
misión”, concluye.