Manila, FILIPINAS (Agencia Fides, 01/10/2019) - El cardenal Luis Antonio Tagle quiere hacer
llegar a todas las Filipinas y al extranjero un programa de
beneficiencia que actualmente está en marcha en la archidiócesis de
Manila y que tiene como objetivo reducir la pobreza y atender a los
pobres. As lo anunció con ocasión del 15º aniversario del programa
"Pondo ng Pinoy" (PnP, es decir, "Fondos para los filipinos").
"No hay nada malo en soñar. Ahora, hay muchos filipinos fuera del país,
así que quizás en el futuro podríamos llevar el PnP a los filipinos y a
otros en el extranjero", comentó el card. Tagle, que es también
presidente de "Caritas Internationalis", la gran red mundial de
organizaciones caritativas católicas compuesta por 165 Cáritas
nacionales.
Iniciado en 2004 por el entonces cardenal Gaudencio Rosales, arzobispo
de Manila, para permitir que los filipinos ayuden a otros con lo mínimo
que puedan pagar, el programa insta a la gente a ahorrar por lo menos 25
centavos (seis centavos de dólar de los EE.UU.) todos los días como una
expresión de atención y ayuda para los pobres.
La “teología de las migajas" es el criterio que inspira el proyecto PnP.
Se basa en la idea de que si cada familia destina 25 centavos al día,
la Iglesia tendría fondos suficientes para ayudar a los niños, las
mujeres y las familias necesitadas. El PnP anima a cada persona, "no
importa cuán pobre, no importa cuán humilde sea, a dar gratuitamente, a
ayudar a vivir plenamente".
A través de pequeños actos de "amor", la gente crea una vasta red de
solidaridad, una especie de "caridad generalizada" en la que "cada uno
da lo poco que puede dar". Dando una pequeña cantidad, incluso una
persona relativamente pobre puede realizar fielmente "el acto de amor a
Dios" a través del servicio al prójimo.
En la actualidad, el Fondo apoya miles de proyectos en las esferas de
salud, sostenimiento y desarrollo, educación y vivienda, y ofrece
subsidios para los niños y las mujeres. El PnP permite a la gente
mostrar solidaridad de la manera más sencilla posible y con pequeños
gestos. "Con un mínimo de generosidad se puede llegar al cielo, porque
no permanecemos sordos ante el sufrimiento de los demás", señala el
cardenal, que tiene la intención de llevar el movimiento al extranjero,
para involucrar a más de 10 millones de filipinos que viven en el
extranjero. El cardenal también espera que el PnP, en expansión a escala
nacional y mundial, pueda ayudar no sólo a los filipinos sino también a
los necesitados de otras naciones.
En 15 años, la recaudación de las llamadas "migajas" ha ascendido a 7,7
millones de dólares, que se han traducido en proyectos de ayuda a la
emancipación de las comunidades pobres. El padre Benjie Francisco, que
preside los programas del PnP, explicó a Fides que "la mayoría de los
donantes son estudiantes, familias y personas de diferentes clases
sociales. Se estima que 260.000 personas ya se han beneficiado de más de
1.500 proyectos PnP en materia de salud y nutrición,educación, vivienda
y ayuda de emergencia. Y más y más gente sigue beneficiándose de esos
25 centavos".
El principio detrás del PnP, explica, es que "pequeños actos de bondad
que se realizan con frecuencia y constantemente traen el Reino de Dios".
Hasta la fecha, el movimiento opera en al menos 30 diócesis en todo el
país. "La iniciativa del PnP enfatiza la importancia de la compasión
entre los fieles. Nos enseña y nos muestra cómo vivir el mandamiento más
importante de Dios: el amor al prójimo. Se convierte en un antídoto
contra la codicia y en un precioso recordatorio en estos tiempos de
crisis", dice a Fides Lei Reys, madre de cinco hijos pequeños.
"Aunque algunas empresas y donantes privados aportan grandes sumas de
dinero, la mayoría de las donaciones son monedas de 25 centavos", señala
Henrietta de Villa, ex directora del PnP. La Iglesia en Filipinas está
tratando de hacer de la idea básica del Fondo un "camino de conversión" y
un "acto de evangelización".
"El programa PnP no es sólo para recaudar dinero para los pobres. Se ha
convertido en una forma de vida, un movimiento que nos permite ayudar a
nuestros hermanos y hermanas menos afortunados", explica el padre Vic
Apacible de la archidiócesis de Manila. "Es una forma de vida que nos
lleva al Paraíso, promoviendo la atención a los pobres".
Gracias a las donaciones del Fondo, se han construido cientos de hogares
para familias pobres, y miles de niños desnutridos son alimentados
todos los días. Las contribuciones también se utilizan para proporcionar
a los pequeños empresarios un modesto capital inicial para actividades
microempresariales.