“Urnas casi completamente desiertas”, informan los observadores de “Justicia y Paz”

Yaoundé, CAMERÚN (Agencia Fides, 17/02/2020) - Elecciones pacíficas pero casi completamente desertadas por los votantes. Esto es lo que Su Exc. Mons. Abraham Kome, Obispo de Bafang, Administrador Apostólico de Bafia y Presidente de la Conferencia Episcopal Nacional de Camerún (CENC) ha referido en una reunión de prensa en la que ha presentado las evaluaciones de los observadores electorales enviadas por la Comisión Episcopal Justicia y Paz desde los colegios electorales para las elecciones municipales y legislativas del 9 de febrero.

La "propensión a la abstención ha sido casi general", ha afirmado Mons. Kome, presentando algunos ejemplos: "en la gendarmería de Bissono en Sangmelima, se presentaron 85 votantes de los 310 registrados; en Ngwui par Dschang, 50 de los 200 registrados; en Batouri, la tasa de abstención ha sido del 80,57%; en Bertoua, del 70%”. “La baja participación indudablemente significa que la ley de base del código electoral que gobierna las elecciones en Camerún debe ser revisada para despertar el entusiasmo de la gente en el cumplimiento de su deber civil", subrayan los obispos en la declaración presentada por Mons. Kome.

La CENC desplegó 262 observadores que se repartieron en 46 departamentos de los 58 totales. El Arzobispo Kome ha agregado que debido a la inseguridad en las regiones del Noroeste y Sudoeste, los 17 observadores de la CENC en estas dos regiones no pudieron hacer su trabajo. Una inseguridad que "ha impedido a muchos ciudadanos ejercer sus derechos civiles", subrayan los obispos.

En una de las dos regiones de habla inglesa, la del noroeste, se ha cometido una masacre de civiles, en su mayoría mujeres y niños. El crimen fue perpetrado en la noche del 14 al 15 de febrero en Ngarbuh-Ntumbaw en el departamento de Donga-Mantung. Según la ONU, hay 22 víctimas, entre las cuales 14 niños, incluidas 11 niñas menores de 5 años, una mujer embarazada y dos mujeres. Los rebeldes secesionistas han acusado al ejército camerunés como responsable de la masacre, pero este último rechaza tales acusaciones.