Roma, ITALIA (Agencia Fides, 31/03/2021) - El reciente bloqueo del Canal de Suez, debido al
encallamiento de un gigantesco buque porta-contenedores, ha puesto ante
la opinión pública la importancia del transporte marítimo. Más del 90%
del comercio mundial se realiza a través de mares y océanos. Aún menos
conocidas son las condiciones de los marineros que trabajan en los
buques de carga, cuyas tripulaciones son puestas a prueba por las
medidas de contención de Covid-19.
Debido al bloqueo impuesto por varios gobiernos a los barcos para
atracar en sus puertos en un intento de contener la propagación del
Covid-19, “más de 400.000 marinos han quedado atrapados en sus barcos
durante mucho tiempo después de la expiración de su contrato original”
denuncia una nota enviada a la Agencia Fides por la Comisión Católica
Internacional de Migración (International Catholic Migration Commission -
CCIM).
“Muchos están sufriendo graves traumas y problemas de salud mental y
física”, señala la nota. “La crisis del cambio de tripulación también ha
creado riesgos de explotación laboral, ya que los marinos se ven
obligados a seguir trabajando en el mar sin un contrato válido y
superando el límite de 11 meses en el mar impuesto por el derecho
internacional. Al mismo tiempo, los marinos recién contratados que
esperan embarcarse están atrapados en hoteles y dormitorios sin los
medios para mantenerse a sí mismos o a sus familias”.
La ICMC es miembro de la Coalición de Organizaciones Católicas contra la
Trata de Personas (Coalition of Catholic Organizations Against Human
Trafficking - CCOAHT) junto con otras 29 agencias católicas nacionales e
internacionales que trabajan para eliminar la lacra de la trata de
seres humanos.
Cada año, durante la Cuaresma, la CCOAHT lanza una campaña de sensibilización sobre el trabajo forzoso en las industrias marítimas y pesqueras. Esta “crisis humanitaria en el mar” es una preocupación mundial y uno de los principales objetivos de la campaña de marzo de 2021 de la CCOAHT. La campaña ofrece recursos e información para ayudar a los católicos y a otras personas interesadas y comprometidas a apoyar su doble llamamiento: para que los gobiernos y las compañías navieras presten más atención y pongan fin a la crisis del cambio de tripulación; y para que los marinos sean designados como trabajadores esenciales con acceso prioritario a las vacunas.
La campaña también anima a sus partidarios a comprometerse con una
acción clave de promoción: unirse a las más de 750 organizaciones
firmantes de la Declaración de Neptuno sobre el bienestar de la gente de
mar y el cambio de la tripulación. La Declaración pide que se reconozca
a la gente de mar como trabajadores esenciales y que se ponga fin a la
crisis de rotación de tripulaciones.