Manila, FILIPINAS (Agencia Fides, 24/03/2021) - En una carta abierta firmada por 12 cardenales asiáticos, miembros de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia, que se dirigen al “querido hermano, el cardenal Bo”, compartiendo su dolor y angustia y expresando su pleno apoyo a los líderes religiosos birmanos, los cardenales pretenden expresar su solidaridad con los líderes religiosos de Myanmar y lanzar un llamamiento por la paz y la restauración de la democracia en la nación birmana.
“Nos unimos a usted mientras dirige a su pueblo en la oración a Dios por
una pronta resolución del conflicto y para que todos puedan ver el
camino hacia una solución condenando la violencia militar contra civiles
inocentes”, dice la carta recibida también en la Agencia Fides
La carta está firmada por los Cardenales Malcolm Ranjith (Sri Lanka);
Oswald Gracias (India); Thomas Aquino Manyo Maeda (Japón); Francis
Xavier Kriengsak Kovithavanij (Tailandia); Cornelius Sim (Brunei);
Ignatius Suharyo (Indonesia); Orlando Quevedo (Filipinas); John Tong Hon
(Hong Kong); George Alencherry (Iglesia siro malabaresa, India);
Baselios Cleemis Thottunkal (Iglesia siro-malankaresa, India); Patrick
D’Rozario (Bangladesh); Louis-Marie Ling Mangkhanekhoun (Laos).
Los Cardenales reiteran: “La violencia nunca es una solución; la fuerza
nunca es una solución. Sólo da lugar a más dolor y sufrimiento, a más
violencia y destrucción. Pedimos encarecidamente a todos los líderes
religiosos de Myanmar que se unan a nosotros en esta oración por la paz,
en este llamamiento por la paz y en los esfuerzos por la paz”.
Dirigiéndose a los líderes del golpe militar, la misiva señala: “Hay
demasiada ira, demasiada violencia, demasiado derramamiento de sangre,
demasiado sufrimiento y dolor infligido a un pueblo amante de la paz que
sólo busca la unidad, la armonía y una oportunidad de progreso en
libertad”.
Además los cardenales instan a los militares de Myanmar: “Por favor,
entablen un diálogo para encontrar una solución, un camino a seguir. La
imagen de una mujer religiosa arrodillada en las calles de Yangon y
suplicando la deposición de las armas está grabada en la mente del
mundo”. Afirmando su plena confianza en el pueblo no violento de
Myanmar, los cardenales dicen: “Sabemos que la gente ama la paz y sólo
busca una oportunidad de progreso. Han respetado la ley y han cooperado
con las autoridades. De momento sólo desean la armonía y el fin de la
violencia”.
Sumándose a los reiterados llamamientos al fin de la violencia realizados por organismos y líderes mundiales como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el Papa Francisco y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), el texto afirma: “Los cardenales de Asia nos unimos para hacer un ferviente llamamiento a todos los interesados: los militares, los políticos, los manifestantes, todos los líderes religiosos y la Iglesia: paz, paz, paz. La paz es posible. La paz es necesaria”.
En conclusión, el mensaje afirma: “Asia es un continente de paz y
esperanza, de cordiales lazos familiares. Somos una familia. Todos
queremos ayudar. Pero hay que empezar a hacerlo en casa. La paz es
posible”.
Tras el golpe de Estado del 1° de febrero y las posteriores
manifestaciones callejeras pacíficas a favor de la democracia, que
fueron violentamente reprimidas, la Asociación de Ayuda a los Presos
Políticos (AAPP), un grupo independiente que monitorea la sociedad
birmana, estimó el balance de la represión en al menos 275 víctimas.