Dodola, ETIOPÍA (Agencia Fides, 31/0372021) - La creación de un laboratorio de informática y
la activación de cursos de computación para jóvenes de la comunidad
cristiana de Dodola es el objetivo de un proyecto de don Stefano
Ferraretto, fidei donum de la diócesis de Padua que actualmente trabaja
en Dodola. Don Stefano está a cargo del proyecto junto con Guyye,
coordinador de la parte social del área pastoral de Adaba y feligrés de
la comunidad de Dodola.
“Después de dos años de trabajo misionero en la zona, podemos decir que
son los propios jóvenes los que están pidiendo estas habilidades que les
ayudarían a acceder mejor a los estudios universitarios y a entrar en
el mundo laboral - escribe el don Stefano a la Agencia Fides-. Nuestro
objetivo es activar un primer curso de informática tan pronto como el
laboratorio esté listo, y en verano. Queremos que este proyecto sea una
oportunidad para que los misioneros y agentes de pastoral nos acerquemos
y conozcamos a algunos de esos jóvenes que no pertenecen a nuestras
pequeñísimas comunidades cristianas, pero que muestran simpatía y buena
predisposición por la fe cristiana. Entendemos bien que no es posible en
un territorio de mayoría islámica hacer un anuncio evangélico
explícito, sino que es necesario trabajar indirectamente, y este
proyecto aumenta nuestras posibilidades de acción”.
Se beneficiarán de estos cursos los numerosos jóvenes que pueblan la
ciudad de Dodola, inicialmente, con la posibilidad de extender esta
oportunidad también a los de la ciudad de Adaba, Herero y Kokossa,
lugares donde la Iglesia Católica está presente y que caen dentro de la
Prefectura Apostólica de Robe dirigida por Fra Angelo Antolini, Ofm.
La presencia de la Iglesia Católica en la zona es reciente, de apenas
treinta años y es muy pequeña, unos mil fieles que representan el 0,03%.
En todo el territorio de la prefectura, tanto en contextos urbanos como
rurales, las acciones educativas y de formación profesional son de
vital importancia. El país sufre de un desarrollo económico desigual. A
todo esto se suma la pandemia del COVID-19 y la fuerte inestabilidad
política de todo el país. “Uno de los colectivos más afectados por la
crisis pandémica, que inició aquí en Etiopía el pasado mes de marzo de
2020, es sin duda la juventud - escribe don Stefano - penalizada con la
suspensión de la escuela, tanto de secundaria como universitaria, hasta
noviembre que se ha podido reanudar tras todas las reglas anti Covid.
Como no existen medios informáticos adecuados, se han desarrollado redes
eléctricas y de conectividad, el entorno educativo ha sufrido y sigue
sufriendo mucho. Esto conducirá a una reducción ulterior del nivel de
educación y a un aumento de la deserción escolar. El contexto político
inestable tampoco favorece al mundo de los jóvenes que se ven a sí
mismos sin un futuro determinado desde el punto de vista laboral y
emocional. Además, el inicio del conflicto entre el gobierno federal y
la coalición político-militar (TPLF) en Tigray, al norte del país, ha
agravado aún más el escenario general.
Esperamos que la violencia y las protestas no se extiendan al resto de
Etiopía y que pronto se encuentre una solución pacífica”, concluye el
misionero.