CIUDAD DEL VATICANO,
14 de septiembre de 2014 (VIS).- A mediodía, y después de haber
celebrado el matrimonio de veinte parejas de la diócesis de Roma, el
Papa FRANCISCO se asomó a la ventana de su estudio para rezar el
ángelus dominical con los fieles presentes en la Plaza de San Pedro.
FRANCISCO recordó
que hoy, 14 de septiembre, la Iglesia celebra la fiesta de la
Exaltación de la Santa Cruz. ''Alguna persona no cristiana podría
preguntarnos: ¿Por qué “exaltar” la cruz? Podemos responder que
nosotros no exaltamos una cruz cualquiera, o todas las cruces:
Exaltamos la cruz de Jesús, porque en ella se ha revelado al máximo
el amor de Dios por la humanidad'' -explicó-... El Padre
entregó a su Hijo para salvarnos, y esto comportó la muerte de
Jesús, y la muerte en la cruz. ¿Por qué? ¿Por qué fue necesaria
la cruz? .Por la gravedad del mal que nos tenía esclavos. La cruz de
Jesús expresa ambas cosas: toda la fuerza negativa del mal, y toda
la mansa omnipotencia de la misericordia de Dios. La cruz parece
decretar el fracaso de Jesús, pero en realidad, señala su
victoria...Y precisamente por esto Dios ha “exaltado” a Jesús
confiriéndole una realeza universal''.
''Cuando miramos
la cruz donde Jesús fue clavado -prosiguió- contemplamos el
signo del amor infinito de Dios por cada uno de nosotros y la raíz
de nuestra salvación. De aquella cruz brota la misericordia del
Padre que abraza al mundo entero. Por medio de la cruz de Cristo el
maligno ha sido vencido y la muerte derrotada, se nos ha dado la vida
y restituida la esperanza.... ¡La cruz de Jesús es nuestra única y
verdadera esperanza! He aquí porqué la Iglesia “exalta”... la
cruz gloriosa de Jesús, signo del amor inmenso de Dios. Signo de
nuestra salvación, y camino hacia la resurrección. Y ésta es
nuestra esperanza''.
''Mientras
contemplamos y celebramos la Santa Cruz -finalizó- pensamos
emocionados en tantos hermanos y hermanas nuestros que son
perseguidos y asesinados a causa de su fidelidad a Cristo. Esto
sucede especialmente allí donde la libertad religiosa no está
todavía garantizada o plenamente realizada. Pero también ocurre en
países y ambientes que como línea de principio tutelan la libertad
y los derechos humanos, pero en los que los creyentes y, de modo
especial los cristianos encuentran, en práctica, límites y
discriminaciones. Hoy por eso los recordamos y rezamos de modo
especial por ellos''.