miércoles, 10 de septiembre de 2014

Pide el Papa: “El Señor recompense e infunda valor a los cristianos en Oriente Medio y en Siria


CIUDAD DEL VATICANO, 10 septiembre 2014 (VIS).- En los saludos en francés, inglés, alemán, español, portugués, polaco y árabe después de la catequesis de la Audiencia General celebrada a las 10:00 horas en la Plaza de San Pedro, el Papa FRANCISCO se dirigió, entre otros, a los fieles de lengua árabe y en particular a los procedentes de Siria y Oriente Medio para decirles que la Iglesia, siguiendo el ejemplo de su Maestro es ''maestra de misericordia: hace frente al odio con el amor, vence la violencia con el perdón, responde a las armas con la oración''.

''El Señor -añadió- recompense vuestra fidelidad, os infunda valor en la lucha contra las fuerzas del maligno y abra los ojos de los que están cegados por el mal, para que vean pronto la luz de la verdad y se arrepientan de los errores cometidos. !Que el Señor os bendiga y os proteja siempre!''.

También saludó a los oficiales y marineros de las fuerzas navales italianas que forman parte de la operación ''Mare Nostrum'', en ayuda de los emigrantes y prófugos que atraviesan el Mediterráneo. ''Os doy las gracias -dijo- por esa tarea admirable en favor de tantos hermanos en busca de esperanza''.

Antes de la Audiencia General, en el Aula Nervi, el Santo Padre quiso saludar a un grupo de enfermos, sobre todo niños, que no podían estar presentes en la Plaza de San Pedro. El Pontífice agradeció a todos esa visita y les pidió que rezasen por él. ''Os pido que recéis por mi. No os olvidéis, ¡eh!, para que pueda seguir con mi trabajo. Yo rezaré por todos vosotros y por los niños. Y ahora todos juntos -exclamó- vamos a rezar a la Virgen que os bendecirá''. Después de rezar un Ave María con los presentes, FRANCISCO les deseó que pasasen un buen día y les exhortó a ''seguir adelante''.

Estas fueron sus palabras en castellano:

Queridos hermanos:

Un aspecto particular de la maternidad de la Iglesia es que ella nos educa a través de las obras de misericordia. Como buena madre y educadora, ella se fija en lo que es esencial; y lo esencial, según el Evangelio, es la misericordia. Pero la enseñanza de la Iglesia no es algo meramente teórico, no da lecciones, sino que se transmite con el ejemplo. Ella nos ofrece el ejemplo de los santos, pero también el de tantos hombres y mujeres sencillos. La Iglesia nos enseña a dar de comer y beber al que tiene hambre y sed; vestir al que está desnudo. Nos enseña a estar cerca del enfermo, ya sea en un hospital, en una residencia o en la propia casa. Nos enseña a visitar al encarcelado, mirándolo en su humanidad, pues sólo la misericordia puede cambiar el corazón y hacer que vuelva a reintegrarse en la sociedad. Por último, la Iglesia nos enseña también a estar cerca del abandonado o del que muere solo.

No basta con amar sólo al que nos ama. Para cambiar el mundo es necesario hacer el bien a quien no puede darnos nada a cambio, como Dios Padre hizo con nosotros entregándonos a Jesús.

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España, México, Colombia, Perú, Chile, Argentina y otros países latinoamericanos. Les animo a agradecer al Señor que nos haya dado a la Iglesia como madre, y a recorrer con generosidad el camino de la misericordia. Muchas gracias y que Dios los bendiga”.