Bangui, REPÚBLICA CENTROAFRICANA (Agencia Fides, 1°/12/2015) - "Una atmosfera muy bonita, como no se respiraba
desde hace años". Esta es la impresión que ha dejado el Papa Francisco
con su visita a la República Centroafricana, el 29 y 30 de noviembre,
según las palabras del p. Aurelio Gazzera, carmelita y párroco en
Bozoum, contactado por la Agencia Fides mientras se encuentra en Bangui,
donde ha viajado con una delegación de unas cincuenta personas de su
parroquia, para asistir al encuentro con el Santo Padre.
"La gente ha hecho sacrificios para estar allí, porque entendían que la
visita del Papa es un acontecimiento histórico. Tenemos que agradecer al
Papa Francisco por haber tenido el valor de venir aquí a pesar de las
amenazas, a pesar de que habían tratado de disuadirlo en todos los modos
posibles de viajar a Centro- áfrica”, dice el P. Aurelio.
El misionero narra un episodio que le ha impactado durante la visita.
“En la mañana del 30 de noviembre, poco antes de las 9:30 am, oímos un
gran clamor en el estadio donde los fieles estábamos reunidos a la
espera de la misa con el Santo Padre. Pensamos que era el Papa Francisco
que había llegado, sin embargo, se trataba de la llegada del Imam Oumar
Kobine Layama, que trabaja en estrecha colaboración con Mons. Dieudonné
Nzapalainga, arzobispo de Bangui, y con el presidente de la Alianza
Evangélica, el Pastor Nicolas Guérékoyaméné-Gbangou, en la plataforma de
líderes religiosos por la paz. Fue bonito recibirlo de esta manera. La
acogida de la presidente Catherine Samba Panza no fue tan cálida”.
“Esto demuestra – continúa diciendo el misionero – que la guerra civil
Centroafricana, presentada como un enfrentamiento religioso, en realidad
es un conflicto donde entra la política y la economía, la lucha por el
control de las materias primas, etc ...”
“A la salida del estadio, miles de personas se vieron obligadas a salir
por una puerta de 3 metros de ancho. Se puede imaginar la multitud y los
empujones. Pero no sucedió ningún accidente y sobre todo nadie estaba
enfadado, de hecho, sólo se veían caras sonrientes y relajadas. Se ha
tratado realmente de una atmósfera diferente a la habitual. Creo que es
la primera vez desde hace años que sucede esto”
“Creo que la visita del Papa Francisco dejará una profunda marca, porque
muchos ya no están dispuestos a dejar actuar a unos pocos centenares de
personas que siembran el odio y la violencia. Las palabras del Papa han
sido muy claras y más aún sus gestos, como viajar con un Papamóvil
hecho de contrachapada y sin blindar, al famoso km5, el barrio musulmán,
donde los funcionarios de la ONU no ponen pie, y cuando lo hacen, es
sólo con una gran escolta militar”, concluye el misionero.