miércoles, 2 de noviembre de 2016

Papa FRANCISCO reza el Ángelus: "Nuestro Dios es el Dios de las sorpresas" y manifiesta su cercanía a los afectados por el nuevo terremoto en Italia

CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - Noviembre 2 de 2016).  En el Ángelus del domingo 30 de octubre, rezado con miles de fieles en la Plaza de San Pedro, el Papa FRANCISCO comentó el evangelio de San Lucas que narra el encuentro de Jesús en Jericó con Zaqueo, el jefe de los publicanos, es decir de los cobradores de impuestos para los romanos; por lo tanto odiado por su pueblo como un explotador y un colaborador de los tiranos. Zaqueo, bajo de estatura, tenía curiosidad de ver a Jesús, pero su condición de pecador público se lo impedía, así que se subió a un sicomoro en el camino por el que tenía que pasar.


Al acercarse al sicomoro Jesús levanta la mirada y le dice: «Zaqueo, baja deprisa, porque hoy tengo que alojarme en tu casa» Pero, ¿por qué Jesús dice: “tengo” que alojarme en tu casa? ¿De qué deber se trata? “Sabemos que su deber supremo –explicó FRANCISCOes realizar el designio del Padre para toda la humanidad, que se cumple en Jerusalén con su condena a muerte,  su crucifixión y, al tercer día, su resurrección. Es el designio de salvación de la misericordia del Padre. Y en este designio está también la salvación de Zaqueo, un hombre deshonesto y despreciado por todos y, por  lo tanto, necesitado de convertirse. De hecho, el Evangelio dice que, cuando Jesús lo llamó, “todos murmuraban, diciendo: Se ha ido a alojar en casa de un pecador”.  El pueblo consideraba a Zaqueo un canalla, que se había enriquecido a costa  del prójimo. Y si Jesús hubiese dicho: “Baja, tú, explotador, traidor del pueblo.  Ven a hablar conmigo que vamos ajustar cuentas”,  el pueblo seguramente habría aplaudido.En cambio, empiezan a  murmurar: “Jesús va a casa de un pecador, de un explotador”.


Pero Jesús, guiado por la misericordia,  buscaba  precisamente a Zaqueo y cuando entra en su casa dice: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombres es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido».  “La mirada de Jesús va más allá de los pecados y los prejuicios – subrayó el Papa ve a la persona con los ojos de Dios, que no se detiene en el mal pasado,  sino que entrevé el bien futuro; Jesús no se resigna a las cerrazones:  siempre abre nuevos espacios de vida; no se detiene en las apariencias,  mira al corazón” .Y en el caso de Zaqueo miró  a un corazón  “herido por el pecado de la codicia” . Vio ese corazón herido y fue hacia él”.


“A veces queremos corregir o convertir a un pecador reprochándole sus errores o echándole en cara su comportamiento injusto – observó FRANCISCO   La actitud de Jesús con Zaqueo nos indica otro camino: enseñar a  quien hierra su valor, ese valor que Dios sigue viendo a pesar de  todo, a pesar de todos sus errores. Esto puede provocar una sorpresa positiva  que enternece el corazón e impulsa a la persona a dar lo mejor de sí. Dar confianza a las personas es lo que las hace crecer y cambiar. Así se comporta Dios con todos nosotros: no lo detiene  nuestro pecado ,que  supera con el amor, y nos hace sentir la nostalgia del bien. Todos hemos sentido esta nostalgia del bien después de un error. Y así hace nuestro Padre Dios, así hace Jesús. No hay  persona que no tenga algo bueno. Y allí es donde  mira Dios para sacarla del mal”.


Que la Virgen María terminó nos ayude a ver el bien que hay en las personas que encontramos cada día, para que todos nos animemos a que brote  la imagen de Dios grabada en nuestros  corazones. Y así podamos disfrutar de las sorpresas de la misericordia de Dios ¡Nuestro Dios, que es el Dios de las sorpresas!”.


Después de rezar el Ángelus el Santo Padre recordó la beatificación, del sábado 29 en Madrid, España, de los sacerdotes benedictinos José Antón Gómez, Antolín Pablos Villanueva, Juan Rafael Mariano Alcocer Martínez y Luis Vidaurrázaga González, asesinados el siglo pasado durante la persecución contra la Iglesia. “Alabemos al Señor  y confiemos a su intercesión a los hermanos y hermanas que hoy todavía, desgraciadamente, en varias partes del mundo son perseguidos por su fe en Cristo”, dijo.


El Papa también expresó su cercanía a los habitantes de Italia central afectados por el terremoto que el 29 continuó sacudiendo esa región del país. “Rezo por los heridos y por las familias que han sufrido los daños más fuertes, así como por el personal de socorro y asistencia. Que el Señor Resucitado les de fuerza y que la Virgen los proteja”, afirmó.


A continuación saludó a los peregrinos procedentes de Italia y de diversos países, en particular a los de Liubliana (Eslovenia) y Sligo (Irlanda), así como a los participantes en la peregrinación mundial de los peluqueros y estetistas y a varios grupos, entre ellos los de la Unitalsi de Cerdeña.


FRANCISCO habló de su inminente Viaje Apostólico a Suecia para conmemorar el quinientos aniversario de la Reforma en el que católicos y luteranos se unirán en el recuerdo y la oración  y pidió a todos que rezasen para que ese encuentro sea “una nueva etapa en el camino de fraternidad hacia la comunión plena”.


El Papa se despidió deseando a todos un buen domingo y una buena festividad de Todos los Santos.