lunes, 15 de septiembre de 2014

“Una Iglesia viva, pero necesita profundizar su fe” dice el Presidente de la Conferencia Episcopal del Congo


Roma, ITALIA (Agencia Fides, 15/09/2014) - “Queremos profundizar en la fe cristiana también para aumentar la contribución que la Iglesia aporta al bienestar de la nación”, dice Su Exc. Mons. Nicolás Diomo, Obispo de Tshumbe y Presidente de la Conferencia Episcopal Nacional de la República Democrática del Congo (CENCO), en Roma para la visita ad limina que ha concedido a la Agencia Fides la siguiente entrevista:

Excelencia este año se celebra el 50 aniversario del sacrificio de la beata María Clementina Anuarite Nengapeta. ¿Como se están preparando para vivir este aniversario?

“Estamos terminado de preparar el año en recuerdo del sacrificio de la beata María Clementina Anuarite Nengapeta, que comenzará a principios de diciembre. Vamos a empezar con una gran peregrinación. Iremos a Isiro, el lugar de su martirio para una peregrinación de tres días y para orar.
El año Anuarite nos permitirá dar a conocer a la Beata, porque varios de los fieles no la conocen, especialmente los jóvenes. Así que la primera tarea que se llevará a cabo desde las parroquias y comunidades de base es dar a conocer a la Beata Anuarite. Esto permitirá a los fieles acudir a ella y tomarla como ejemplo de vida cristiana.

¿Cuáles son los desafíos de la Iglesia en la República Democrática del Congo?

Nuestra iglesia tiene mucha vitalidad en la expresión de la fe y sigue creciendo, pero como obispos deseamos arraigar la fe más profundamente. Esto es porque vemos que a menudo se da una especie de superficialidad en nuestros fieles, que a veces tienden a regresar a prácticas mágicas, como si la fe cristiana no tuviese raíces profundas.
Esto también se aplica a la élite de los intelectuales y los políticos. Una fe profunda les permitiría actuar sobre la base de los valores cristianos con el fin de transformar la política en sí misma. A menudo constatamos que esto no sucede. Así que nuestra acción se centra en la evangelización en profundidad”.

En este sentido, observamos que uno de los problemas causados por la persistencia de las creencias paganas es la difícil situación de los niños expulsados de sus familias porque son considerados “hechiceros”.

“Este drama se deriva principalmente de la miseria en la que viven muchas familias congoleñas. En estos ambientes los valores del niño se relativizan hasta el punto de llegar a intercambiar un niño para obtener algún beneficio material. La pobreza es un desafío para el Evangelio. Vemos un número creciente de jóvenes y de nuestros fieles que se convierten en seguidores de sectas con el único propósito de encontrar una salvación inmediata de la pobreza en la que viven.

Respondemos a este desafío de dos maneras: en primer lugar, mediante la profundización de nuestra fe y por otro lado pidiendo a nuestros líderes gestionar mejor los enormes recursos del país para hacer frente a la pobreza de la población. El escándalo de la RDC es que es un país inmensamente rico en recursos naturales, pero con una población que vive en la pobreza, y es a menudo víctima de estas riquezas, porque existen auténticos depredadores que se apropian ilegalmente de ellas a costa de las poblaciones locales y del medio ambiente, llegando a esclavizar a los habitantes de regiones enteras para explotar las minas.

¿La Iglesia participa en el proceso de desarme y desmovilización de grupos guerrilleros en el este del país?

“El proceso de desarme es competencia del gobierno y de las Naciones Unidas. Una vez desarmados los excombatientes (muy a menudo niños) son recibidos en nuestras instalaciones para su rehabilitación, integración social y familiar y para ser escolarizados. Esto es lo que tratamos de hacer en todas las diócesis”.