lunes, 17 de noviembre de 2014

Ángelus dominical: “Jesús no nos pide que guardemos los talentos en una caja fuerte”


CIUDAD DEL VATICANO, 16 de noviembre 2014 (VIS).-A mediodía el Papa FRANCISCO se asomó a la ventana de su estudio para rezar el Ángelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. El Santo Padre comentó el evangelio de este domingo, la parábola de los talentos en la que un hombre, antes de partir para un viaje, confía a tres siervos su patrimonio en talentos, monedas de gran valor, para que lo hagan fructificar. Los dos primeros duplican lo recibido; el tercero, en cambio, por miedo de perderlo, lo esconde en un agujero. A su regreso, el señor les pide cuentas y, mientras recompensa a los dos primeros, al tercero lo castiga.


El Papa explicó que el señor de la parábola es Jesús, los servidores somos nosotros y los talentos son el patrimonio que el Señor nos confía. ''El patrimonio de su Palabra, la Eucaristía, la fe en el Padre celestial, su perdón en resumen, tantas cosas, sus bienes más preciosos. ¡No solamente para guardarlo, sino para que crezca!''. Y si en el lenguaje común la palabra talento indica una capacidad individual sobresaliente, en la parábola los talentos son los dones del Señor. El agujero excavado en el terreno por el ''servidor malo y perezoso'' ''indica -señaló el Papa- el temor del riesgo que bloquea la creatividad y la fecundidad del amor.... Jesús no nos pide que guardemos su gracia en una caja fuerte... Quiere que la usemos en beneficio de los demás. Todos los bienes que hemos recibido son para darlos a los demás, y así crecen.... Y nosotros ¿qué hacemos con ellos? ¿A quién hemos ''contagiado'' con nuestra fe? ¿A cuántas personas hemos alentado con nuestra esperanza? ¿Cuánto amor hemos compartido con nuestro prójimo?... Cualquier ambiente, incluso el más lejano y difícil, puede convertirse en un lugar donde hacer fructificar los talentos. No existen situaciones o lugares cerrados a la presencia y al testimonio cristiano. El testimonio que Jesús nos pide no es cerrado, es abierto, depende de nosotros''.


La parábola de los talentos ''nos empuja a no esconder nuestra fe y nuestra pertenencia a Cristo, a no sepultar la Palabra del Evangelio, sino a hacerla circular en nuestra vida... como fuerza que pone en crisis.. que renueva. Lo mismo pasa con el perdón que el Señor nos da sobre todo en el Sacramento de la Reconciliación: No lo tengamos encerrado en nosotros, dejemos que... derrumbe los muros que nuestro egoísmo ha levantado, que nos haga dar el primer paso en las relaciones bloqueadas, reanudar el diálogo donde no hay comunicación''. Y aquí, Francisco invitó a todos a releer la parábola en el evangelio de San Mateo para meditar sobre cómo cada uno utiliza o esconde los talentos recibidos.


''Además -señaló- el Señor no da a todos lo mismo, ni de la misma manera: nos conoce personalmente y nos confía aquello que es justo para nosotros; pero en todos, en todos hay algo igual: la misma, inmensa confianza. Dios se fía de nosotros, Dios tiene esperanza en nosotros. Esto es igual para todos ¡No le defraudemos! ¡No nos dejemos engañar por el miedo, al contrario, devolvamos confianza por confianza!''.