lunes, 17 de noviembre de 2014

Santa Sede en la Onu: Defender a la población civil de los residuos bélicos


CIUDAD DEL VATICANO, 15 noviembre 2014 (VIS).- El Arzobispo Silvano M. Tomasi, Observador Permanente de la Santa Sede ante la Oficina de Naciones Unidas e Instituciones Especializadas en Ginebra, intervino el pasado 10 de noviembre en la VIII Conferencia de los Estados adherentes al V Protocolo sobre Residuos Bélicos Explosivos de la Convención sobre la Prohibición y Límite del uso de algunas armas convencionales que pueden ser consideradas excesivamente dañinas o de efecto indiscriminado. El Protocolo V establece las obligaciones y las prácticas mejores para defender a la población civil de los peligros aparejados con la permanencia en el terreno de artefactos explosivos que son residuos bélicos.


''De cara a la credibilidad y de mantener las puertas abiertas a la negociación y la adopción de otros instrumentos en el futuro -dijo el prelado- es importante que todos los Estados Partes asuman seriamente la aplicación de este instrumento, tanto en su dimensión preventiva, como correctiva. Los numerosos conflictos recientes en Oriente Medio, África, África Septentrional y Europa, nos recuerdan nuestras responsabilidades por cuanto se refiere a los residuos bélicos explosivos y los artefactos abandonados. No se trata ya sólo de la seguridad de la población civil; asistimos a una desestabilización nacional y regional debida a la falta de seguridad y de control de los arsenales que la comunidad internacional no puede o no está suficientemente preparada para prevenir... Es cierto que la responsabilidad principal es la del Estado afectado, pero la cooperación internacional es también una obligación. Casi todos los conflictos actuales involucran actores nacionales, regionales e internacionales, actores estatales y actores no estatales. También hay que tener en cuenta que la mayoría de los países en conflicto son países en desarrollo que no siempre tienen los medios suficientes para superar las consecuencias del conflicto armado en su territorio''.


''El éxito de la colaboración entre los Estados, las organizaciones internacionales y las ONG en varias áreas del desarme está muy consolidado -destacó Mons. Tomasi- La CCW, incluido el Protocolo V, siempre ha abierto sus puertas a la participación de la sociedad civil y sus organizaciones y todos nos beneficiamos de su profesionalidad y competencia. Por eso creemos que deberían seguir teniendo un sitio y una voz en este ámbito y un papel que desempeñar en la cooperación internacional y en la prevención y remedio de los daños causados por los residuos explosivos de guerra''.


''Las guerras y los conflictos armados son siempre un fracaso de la política y de la humanidad -concluyó- El derecho humanitario internacional debe mantener esta dimensión humana esencial para hacer posible la coexistencia tanto a nivel nacional como internacional. Cuando la comunidad internacional no logra mantener la paz, no debería aceptar un segundo fracaso. El Protocolo V es un modesto intento de evitar que personas inocentes se conviertan en víctimas una vez que el conflicto ha terminado. Su cumplimiento no es sólo una obligación legal. Es en primer lugar un deber moral para con las personas y un deber político para restablecer la paz''.