CIUDAD DEL VATICANO, 14 de diciembre de 2015
(VIS).- La Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las
Sociedades de Vida Apostólica ha presentado esta mañana en la Oficina de
Prensa de la Santa Sede el documento ''Identidad y misión del religioso
hermano en la Iglesia'', y ha ilustrado además las manifestaciones
conclusivas del Año de la Vida Consagrada. Han participado en el acto el Cardenal João Braz de Aviz, Prefecto de ese dicasterio y el Arzobispo
José Rodríguez Carballo, O.F.M., Secretario de la misma congregación.
''El
documento -explicó el Cardenal Braz de Aviz- pone de relieve la gran
riqueza y la actualidad de la vocación de los hermanos y su contenido es
muy válido e innovador a la luz del Concilio Vaticano II. La vocación
del hermano religioso es, en primer lugar, la vocación cristiana... y el
rasgo de la persona de Cristo que el hermano religioso subraya
especialmente con su forma de vida no es otro que el de la
fraternidad... que refleja el rostro de Cristo-Hermano, sencillo, bueno,
cercano a la gente, acogedor, generoso, servidor''.
La
identidad y la misión del hermano religioso, como indica el texto, se
resumen en la fraternidad entendida como don que el hermano recibe de
Dios Trinidad, comunión de personas; don que comparte con sus hermanos
en la vida fraternal en la comunidad y don que ofrece al mundo para la
construcción de un mundo de hijos de Dios y de hermanos.
A
continuación el purpurado ilustró el tema de la fraternidad como don
que el hermano religioso recibe de Dios Uno y Trino. ''El hermano
religioso- dijo- llega a ser tal porque el Espíritu hace que conozca a
Dios que en Jesús se revela como Padre lleno de amor, de ternura y
misericordia. Junto con Jesús se siente amado y con El se ofrece para
ser en su vida todo por el Padre y todo para sus hijos e hijas de este
mundo. Una característica de la identidad del hermano religioso es la
exigencia de la fraternidad como confesión de la Trinidad; una
fraternidad abierta a todos, especialmente a los más pequeños, humildes,
oprimidos, a los no amados, en definitiva a los más pobres, para
convertirse en fraternidad universal''.
Esa
fraternidad es un don que el hermano religioso comparte con sus
hermanos en la vida de la comunidad. ''Decir vida fraternal en la
comunidad -aclaró el Cardenal- equivale a decir relaciones armoniosas
entre hermanos, conocimiento recíproco, aceptación...apoyo mutuo...
división de talentos...., olvido de sí, perdón... colaboración en la
misión eclesial, apertura a las necesidades de la Iglesia, del mundo y
sobre todo de los más necesitados.. Todo esto es muy hermoso pero no
brota espontáneamente...El alimento que sostiene a la comunidad es el
don de la fraternidad que los hermanos religiosos reciben. El hermano
necesita apoyar sus relaciones fraternales desarrollando su dimensión
espiritual, mística y teologal''.
La
fraternidad es, por último, un don que el hermano religioso ofrece al
mundo y que se transforma en misión. Así, ''los hermanos realizan la
misión de contribuir a la construcción del Reino de fraternidad mediante
la oración incesante, el testimonio de vida fraternal y la dedicación
comunitaria al servicio de la Iglesia y del mundo... La fraternidad de
los hermanos religiosos no es autoreferente o encerrada en sí misma; es
una fraternidad …. en perfecta sintonía... con una Iglesia en éxodo, en
salida hacia las periferias de este mundo, llamada a lanzar puentes,
abierta a todos los hombres contemporáneos de cualquier raza, cultura o
credo''.
El
amor fraternal se concreta en la Iglesia y en la vida de los hermanos
religiosos en numerosos servicios que constituyen verdaderos
ministerios, desde la educación a la atención a los enfermos y a los
presos, pasando por la acogida de los refugiados y la catequesis etc...
''De esta forma -finalizó el Prefecto- el hermano religioso señala a
Dios en las realidades seculares de la cultura, la ciencia, la salud
humana, el mundo del trabajo, el cuidado de los débiles y
desfavorecidos. Y simultáneamente señala que hay que salvar al ser
humano, hombre y mujer, todo entero, cuerpo, mente y espíritu, ya que
cuanta afecta a la persona humana forma parte del plan salvador de
Dios''.
En
su intervención el Arzobispo Rodríguez Carballo expresó su doble
agradecimiento al Papa Emérito Benedicto XVI que en 2008 fue el primero
en impulsar la redacción del documento presentado hoy y al Papa
FRANCISCO, que leyó el borrador cuando era Cardenal Arzobispo de Buenos
Aires y alentó en 2013, cuando ya era Pontífice, a retomarlo,
perfeccionarlo y publicarlo.
La
conferencia concluyó con el anuncio de las actividades de clausura del
Año de la Vida Consagrada. Del 28 de enero al 2 de febrero de 2016
tendrá lugar en Roma un encuentro internacional de todas las formas de
vida consagrada titulado ''Vida consagrada en comunión'', en el que se
prevé la participación de 6,000 consagrados y consagradas de todo el
mundo y que concluirá con la Eucaristía celebrada por el Santo Padre en
la Basílica de San Pedro.