Hassaké, SIRIA (Agencia Fides, 27/01/2016) – En los barrios y suburbios de la ciudad siria
de Deir al Zor, sitiada por los yihadistas del Estado Islámico (Daesh), y
que estos días también está sufriendo una ola de frío, al menos 120 mil
civiles sirios están muriendo de hambre. La alarma de esta enésima
posible catástrofe humanitaria provocada por el conflicto sirio la ha
lanzado el Arzobispo Jacques Behnan Hindo, cabeza de la Archidiócesis
siro-católica de Hassake-Nisibis.
“Desde hace más de un año, es decir
cuando perdieron algunas de sus posiciones estratégicas y parte de los
distritos de la ciudad - informa a la Agencia Fides el Arzobispo – los
yihadistas han intensificado el asedio, no dejando entrar la comida. Los
pocos productos que aún se pueden encontrar - tomates, sardinas
enlatadas, un poco de té - se venden en el mercado negro a precios de
más de diez veces su valor, en el mejor de los casos”. El 17 de enero,
la milicia de Daesh atacó varios distritos
de la
ciudad matando al menos a 300 civiles y deportando a cientos más. El
Arzobispo Hindo, según la información recogida en la zona, cree que la
ciudad representa en este momento un punto de interés estratégico para
los yihadistas del Estado islámico: “Muchos de ellos - dice el arzobispo
- comienzan a pensar que Raqqa, su capital en Siria, donde se están
reuniendo también sus milicias que huyen de Alepo, podría caer. Y por
ello se están moviendo hacia Deir el Zor, tal vez con la intención de
convertirlo en su nueva fortaleza. Pero hasta ahora los ataques aéreos
rusos y de los Estados Unidos se han producido sólo cuando los
yihadistas han tratado de ocupar el aeropuerto”. En Deir el Zor antes de
que llegase la guerra, vivían mil familias cristianas. Ahora, según la
información del arzobispo Hindo, en la ciudad queda sólo un cristiano.