Chiang Mai, RTILANDIA (Agencia Fides, 26/01/2016) – A través de fuentes bien informadas hemos
venido a saber que: “en Tailandia son cada vez más numerosos los
testimonios de prácticas de esclavitud extremas (hasta el asesinato de
los desobedientes) llevadas a cabo en buques pesqueros ilegales que no
atracan en ningún puerto durante años sino que se intercambian productos
y personas en aguas internacionales, para eludir los controles”. Desde
el pasado mes de abril, cuando los EE.UU. dieron un ultimátum al
gobierno de Tailandia, para que establezca una normativa estándar mínima
sobre los métodos de pesca practicados por los pesqueros de bandera
siamés, no se han hecho muchos progresos.
“La denuncia de la pesca ilegal en aguas territoriales de otros, de
métodos de pesca para nada sostenibles, y sobre todo, el uso de mano de
obra esclava en la industria pesquera, ya estaba había sido lanzada por
varias organizaciones en defensa de los derechos humanos. Desde abril de
2015 hasta enero de 2016 se han tomado algunas medidas contra la lucha a
la corrupción, la trata de personas (principalmente birmanos y
Rohinja), al control de permisos para el funcionamiento de las
industrias pesqueras. Sin embargo los Estados Unidos, a finales de este
mes, emitirán el veredicto sobre la conveniencia de seguir importando
gambas y pescado thailandés o si lo boicotearán. Europa también se ha
unido a la protesta y amenaza con el boicot. El Gobierno se defiende con
la inmensidad y complejidad del fenómeno y el poco tiempo concedido
para regularizar este sector”.
“A pesar de las evidentes y detalladas pruebas de culpabilidad de las
autoridades, también denunciadas por algunos militares que luego han
solicitado asilo político en Australia, no se toma en serio la gravedad
del problema, que afecta no sólo a uno de los sectores fundamentales de
la economía de Tailandia, después del turismo, sino que se entrelaza con
una red de tráfico de esclavos, de fosas comunes, de violación de los
acuerdos internacionales y del incumplimiento de las normas exigidas por
el mercado de pescado”. El estado ha ordenado el cierre de determinadas
estructuras ilegales, el secuestro de barcos sin permiso, y se ha
comprometido a luchar contra el abuso físico de las personas, además de
la creación del ‘Command Center to Combat Illegal Fishing’.