Acapulco, MÉXICO (Agencia Fides, 21/01/2016) – Los obispos de las diócesis del estado
mexicano de Guerrero coincidieron en afirmar que el origen del clima de
violencia en el estado se debe buscar en la rabia y en los anhelos de
venganza de la población, exasperada por la falta de justicia.
En ocasión del Encuentro de Pastoral Conjunta de las 4 diócesis del
estado, que se llevó acabo ayer en Ciudad Altamirano, los obispos de
Chilapa-Chilpancingo, Acapulco, Tlapa y Ciudad Altamirano, han puesto de
manifiesto que Guerrero y todo México se continuará a tener más
“Arcelias” mientras no se reconstruya el corazón de los individuos: “Se
deben sembrar valores de amor, paz, tolerancia y reconciliación si no lo
hacemos van a seguir habiendo más Arcelia”.
En Arcelia, un pequeño pueblo del estado de Guerrero, el 19 enero fueron
asesinadas 4 personas con arma de fuego, según un informe inicial de la
policía parece ser una auténtica ejecución. El mismo día, siempre en la
zona de Guerrero, otras seis personas fueron asesinadas por grupos
armados.
Así que 10 personas han sido asesinadas en 24 horas y no por intento de robo, sino sólo por venganza o ajuste de cuentas.
El mismo día, una vez más en la zona de Guerrero, otras seis personas
fueron asesinadas por grupos armados. Así que 10 personas murieron en 24
horas como un robo, pero sólo para la venganza o ajuste de cuentas.
El arzobispo de Acapulco, Su Exc. Mons. Carlos Garfias Merlos, ha
comentado que desde el 2010 los obispos de Guerrero han analizado los
factores que están detrás de la violencia en el estado. “Hay anhelos de
venganza y de enojo que se suscitan de diferentes razones y diferentes
circunstancias” explica en la nota recibida en la Agencia Fides el
Arzobispo de Acapulco. El trabajo que está realizando la iglesia
católica en el estado es ayudar a las personas y sociedad para que se
reconstruyan desde lo más profundo de sí mismos. “Hemos hecho todo lo
posible para promover el perdón y otras formas de reconciliación para
ayudar a que se reconstruya el tejido social en todo el estado” concluye
Mons. Garfias Merlos.