CIUDAD DEL VATICANO, 25 enero 2016 (VIS).- ''Vosotros os preparáis a
obedecer el impulso del Espíritu, para ser "el futuro de la Iglesia"
según el corazón de Dios; no según las preferencias de cada uno o de las
modas del momento, sino como lo requiere el anuncio del Evangelio''. Lo
ha dicho el Santo Padre FRANCISCO esta mañana en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano a la
Comunidad Pontificia del seminario Lombardo en Roma. ''Para prepararse
bien -ha continuado- se necesita trabajar a fondo, pero sobre todo una
conversión interior, que cotidianamente radique en el misterio de la
primera llamada de Jesús y lo reviva en la relación personal con él,
como hizo el apóstol Pablo, de quien hoy recordamos la conversión''.
El
Papa ha hablado en su discurso de San Carlos Borromeo quien presentó su
vida como ''un constante movimiento de conversión, reflejando la imagen
de Pastor. ''Èl -ha dicho- se
identificó con esta imagen, la nutrió con su vida, sabiendo que el
discurso se convierte en realidad al precio de la sangre: los
''sanguinis ministri'' eran para él los verdaderos curas. Él realizó la
imagen perdiéndose. Puso toda su pasión para reproducirla. De esta
manera, la grande obra de los teólogos del tiempo, culminada en la
celebración del Concilio de Trento, fue llevada a cabo por pastores
santos como Borromeo''.
Asimismo, Francisco ha destacado que ellos
son los herederos y testigos de una gran historia de santidad, ''que
arraiga las raíces en vuestros patrones, los Obispos Ambrosio y Carlos y
en tiempos más recientes ha visto incluso entre los alumnos, tres
beatos y tres siervos de Dios. Esta es la meta a alcanzar. Aunque a
menudo aparece en el camino una tentación para expulsar: aquella de la
normalidad, la de un Pastor que se contenta con una vida normal... La
normalidad en cambio para nosotros es
la santidad pastoral, el don de la vida. Si un sacerdote elige ser una
persona normal será un sacerdote mediocre o algo peor''.
''Puede
anunciar palabras de vida solo quien hace de su propia vida un diálogo
constante con la Palabra de Dios, o mejor, Dios que habla -ha dicho-. En
estos años se os ha confiado la misión de entrenaros en este diálogo de
vida, el aprendizaje de las varias disciplinas que estudiáis no termina
en ellas, sino que se concreta en el coloquio de la oración y en el
encuentro real con las personas. No hay que formarse por partes,
oración, cultura y pastoral son muros de carga de un único edificio y
deben estar siempre fuertemente unidas para sostenerse entre sí, para
que los sacerdotes de hoy y mañana sean hombres espirituales y pastores
misericordiosos interiormente unificados en el Señor y capaces de
difundir la alegría del Evangelio en la simplicidad de la vida''.
FRANCISCO
les ha
recordado que para ser un buen sacerdote es esencial el contacto y el
acercamiento con el obispo. ''La característica del sacerdote diocesano
es precisamente la diocesaneidad -ha explicado- y la diocesaneidad tiene
su piedra angular en la relación frecuente con el obispo, en el diálogo
y en el discernimiento con él. Un sacerdote que no tiene relación
constante con su obispo, lentamente se aísla del cuerpo diocesano y su
fecundidad disminuye, porque no ejercita el diálogo con el Padre de la
Diócesis''. Antes de concluir, el Obispo de Roma ha pedido a los
presentes que ''cultiven la belleza de la amistad y el arte de
establecer relaciones, para crear una fraternidad sacerdotal más fuerte
que las diversidades particulares''.