sábado, 30 de enero de 2016

Primera Audiencia Jubilar de FRANCISCO: “Misericordia y Misión”

CIUDAD DEL VATICANO ( - Enero 30 de 2016).  A las 10.00 horas de esta mañana, en la Plaza de San Pedro ha tenido lugar la primera Audiencia que el Papa FRANCISCO ha establecido tener un sábado al mes para encontrarse con peregrinos y fieles llegados a Roma por el Jubileo de la Misericordia.  

En el discurso en lengua italiana el Santo Padre ha tenido una catequesis sobre la “Misericordia y Misión”, comentando el pasaje biblico: Jn 1,41-42. 

Este es el texto íntegro de la primera Audiencia Jubilar:

"Queridos hermanos y hermanas,

Entramos día tras día en lo principal del Año Santo de la Misericordia. Con su gracia, el Señor guía nuestros pasos mientras atravesamos la Puerta Santa y viene a encontrarnos para permanecer siempre con nosotros, no obstante nuestros pecados y nuestras contradicciones. No nos cansemos jamás de sentir la necesidad de su perdón, porque cuando somos débiles su cercanía nos hace fuertes y nos permite vivir con mayor alegría nuestra fe.
 
Quisiera indicarles hoy el estrecho enlace que existe entre la misericordia y la misión. Como recordaba San Juan Pablo II: «La Iglesia vive una vida auténtica, cuando profesa y proclama la misericordia y cuando acerca a los hombres a las fuentes de misericordia» (Enc. Dives in misericordia, 13). Como cristianos tenemos la responsabilidad de ser misioneros del Evangelio. Cuando recibimos una bella noticia, o cuando vivimos una bella experiencia, es natural que sintamos la exigencia de participarla también a los otros. Sentimos dentro de nosotros que no podemos contener la alegría que nos ha sido donada: deseamos extenderla. La alegría suscitada es tal que nos lleva a comunicarla.
 
Y debería ser la misma cosa cuando encontramos al Señor: la alegría de este encuentro, de su misericordia, comunicar la misericordia del Señor. Es más, el signo concreto que de verdad hemos encontrado a Jesús es la alegría que sentimos en el comunicarlo también a los otros. Y esto no es "hacer proselitismo", esto es hacer un don: yo te doy aquello que me da alegría. Leyendo el Evangelio vemos que esta ha sido la experiencia de los primeros discípulos: después del primer encuentro con Jesús, Andrés fue a decirlo enseguida a su hermano Pedro (Cfr. Jn 1,40-42), y la misma cosa hizo Felipe con Natanael (Cfr. Jn 1,45-46). Encontrar a Jesús equivale a encontrarse con su amor. Este amor nos transforma y nos hace capaces de transmitir a los otros la fuerza que nos dona. De algún modo podremos decir que desde el día del Bautismo nos es dado a cada uno de nosotros un nuevo nombre adjuntado a aquel que ya nos han dado mamá y papá, y este nombre es "Cristóforo": todos somos "Cristóforos". ¿Qué cosa significa? "Portadores de Cristo". Es el nombre de nuestra actitud, una actitud de portadores de la alegría de Cristo, de la misericordia de Cristo. ¡Todo cristiano es un "Cristóforo", es decir un portador de Cristo!

La misericordia que recibimos del Padre no nos es dada como una consolación privada, sino nos hace instrumentos para que también los otros puedan recibir el mismo don. Hay una estupenda interacción entre la misericordia y la misión. Vivir de misericordia nos hace misioneros de la misericordia, y ser misioneros nos permite crecer siempre más en la misericordia de Dios. Por lo tanto, tomemos en serio nuestro ser cristianos, y comprometámonos a vivir como creyentes, porque sólo así el Evangelio puede tocar el corazón de las personas y abrirlo para recibir la gracia del amor, para recibir esta grande misericordia de Dios que acoge a todos".

(Traducción del original italiano: )

Posteriormente saludó a los fieles en francés, inglés, alemán, español, portugués, árabe y polaco.

Estas fueron sus palabras en castellano:

"Queridos hermanos y hermanas
 

Estamos entrando día tras día en el núcleo del Año Santo de la Misericordia. Quisiera indicarles hoy la estrecha relación que existe entre la misericordia y la misión. Los cristianos tenemos la responsabilidad de ser misioneros del Evangelio. La alegría que suscita el encuentro con Jesús nos anima a anunciarlo. Por eso, el signo concreto de haberlo encontrado realmente es la alegría que experimentamos al transmitirlo a los demás. Se puede decir que desde el día de nuestro Bautismo se nos da un nombre nuevo, además de aquel que dan los padres, el de “Cristoforo”, que significa, “portador de Cristo”. El cristiano es portador de Cristo. Vivir la misericordia nos hace misioneros de la misericordia, y ser misioneros nos permite crecer en la misericordia de Dios. Tomemos en serio nuestro ser cristianos y el compromiso de vivir como creyentes, porque solamente así el Evangelio puede tocar el corazón de los demás y abrirlo para la gracia del amor y la misericordia.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Hermanos y hermanas, los animo a ser portadores de Cristo y ser verdaderos misioneros de la misericordia de Dios en medio de las circunstancias que les toca vivir. Muchas gracias". 

La Audiencia Jubilar concluyó con el canto del Pater Noster y la Bendición Apostólica impartida por el Santo Padre FRANCISCO.