CIUDAD DEL VATICANO, 21 de enero 2016 (VIS).- ''No os olvidéis de los
pobres'', escribe el Papa FRANCISCO al fundador y Presidente ejecutivo
del World Economic Forum, Klaus Schwab, en el mensaje que ha enviado al
encuentro anual de ese foro abierto ayer en Davos-Klosters (Suiza) y
cuyo tema es ''El Dominio de la Cuarta Revolución Industrial''. En el
texto, del que fue portador el Cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson,
Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, el Pontífice subraya
que esa ''revolución'' se ha visto acompañada por un desempleo que
afecta a millones de personas y auspicia que el desarrollo de
tecnologías avanzadas redunde en la creación de trabajo digno para
todos, en la consolidación de los derechos sociales y en la defensa del
ambiente.
El Santo Padre recuerda también el peligro de que la
cultura del bienestar anestesie a las personas volviéndolas
insensibles a los problemas de los demás y reitera que la actividad
empresarial es una noble vocación orientada a producir riqueza y a
mejorar el mundo para todos cuando se entiende como servicio al bien
común y concluye manifestando el deseo de que el Foro Económico Mundial
sea una plataforma para la defensa y protección de la creación, como
también para la consecución de ''un progreso más sano, más humano, más
social, más integral''.
FRANCISCO comienza haciendo presente a
Klaus Schwab sus mejores deseos ''por la fecundidad de este encuentro,
que busca incentivar la continuidad social y la responsabilidad
ambiental, por medio de un diálogo constructivo entre el gobierno,
líderes empresariales y cívicos, así como también con distinguidos
representantes de los sectores políticos, financieros y culturales''.
''Los
albores de la así llamada ''cuarta revolución
industrial'' han sido acompañados por una creciente sensación de la
inevitabilidad de una drástica reducción del número de puestos de
trabajo -prosigue el Papa- Los últimos estudios conducidos por la
Organización Internacional del Trabajo indican que, en la actualidad, el
desempleo afecta a cientos de millones de personas. La
''financialización'' y la ''tecnologización'' de las economías globales y
nacionales, han producido cambios de gran envergadura en el campo del
trabajo. Menos oportunidades para un empleo satisfactorio y digno,
conjugado con la reducción de la seguridad social, están causando un
inquietante aumento de desigualdad y pobreza en diferentes países. Hay
una clara necesidad de crear nuevas formas de actividad empresarial que,
mientras fomentan el desarrollo de tecnologías avanzadas, sean también
capaces de utilizarlas para crear trabajo digno para todos, sostener y
consolidar los derechos sociales y
proteger el medioambiente. Es el hombre quien debe guiar el desarrollo
tecnológico, sin dejarse dominar por él".
''A todos ustedes me
dirijo una vez más: ¡No se olviden de los pobres! -exclama el Pontífice-
Este es el principal desafío que tienen ustedes, como líderes en el
mundo de los negocios. ''Quien tiene los medios para vivir una vida
digna, en lugar de preocuparse por sus privilegios, debe tratar de
ayudar a los más pobres para que puedan acceder también a una condición
de vida acorde con la dignidad humana, mediante el desarrollo de su
potencial humano, cultural, económico y social''. Nunca debemos permitir
que ''la cultura del bienestar nos anestesie'', volviéndonos incapaces
de ''compadecernos ante los clamores de los otros, de no llorar ante el
drama de los demás ni de interesarnos de cuidarlos, como si todo fuera
una responsabilidad ajena que no nos incumbe''. Llorar por
la miseria de los demás no significa sólo compartir sus sufrimientos,
sino también y sobre todo, tomar conciencia que nuestras propias
acciones son una de las causas de la injusticia y la desigualdad".
''Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas
de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos
provocados a escuchar su grito de auxilio. Nuestras manos estrechen sus
manos, y acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra
presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad. Que su grito se
vuelva el nuestro y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia
que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo''.
Una
vez que tomamos conciencia de esto, ''llegamos a ser humanos más
plenos, pues nuestra responsabilidad para con nuestros hermanos y
hermanas es una parte esencial de nuestra humanidad común. No tengan
miedo de abrir su mente y su corazón a los
pobres. De este modo, ustedes podrán dar rienda suelta a sus talentos
económicos y técnicos, y descubrir la felicidad de una vida plena, que
no les puede proporcionar el solo consumismo. Frente a los profundos
cambios que marcan época, los líderes mundiales se enfrentan al reto de
garantizar que la futura ''cuarta revolución industrial'', resultado de
la robótica y de las innovaciones científicas y tecnológicas, no
conduzca a la destrucción de la persona humana ?remplazada por una
máquina sin alma?, o a la transformación de nuestro planeta en un jardín
vacío para el disfrute de unos pocos elegidos.Por el contrario, el
momento actual proporciona una valiosa oportunidad para guiar y gobernar
el proceso ahora en curso, y construir sociedades inclusivas basadas en
el respeto por la dignidad humana, la tolerancia, la compasión y la
misericordia. Les insto, pues, a afrontar de nuevo el diálogo sobre cómo
construir el futuro del planeta,
''nuestra casa común'', y exhorto a ustedes a hacer un esfuerzo unido
para lograr un desarrollo sostenible e integral''.
''Como he
señalado muchas veces, y lo reitero ahora con mucho gusto, la actividad
empresarial es ''una noble vocación orientada a producir riqueza y a
mejorar el mundo para todos'', especialmente ''si entiende que la
creación de puestos de trabajo es parte ineludible de su servicio al
bien común''. Como tal, tiene la responsabilidad de ayudar a superar la
compleja crisis de la sociedad y del medio ambiente, y luchar contra la
pobreza. Esto hará que sea posible mejorar la precaria condición de vida
de millones de personas y cerrar la brecha que da lugar a numerosas
injusticias, que erosiona los valores fundamentales de la sociedad, como
la igualdad, la justicia y la solidaridad''.
''De este modo, a
través del recurso
privilegiado al diálogo -finaliza el Santo Padre- el Foro Económico
Mundial puede convertirse en una plataforma para la defensa y protección
de la creación, como también para la consecución de ''un progreso más
sano, más humano, más social, más integral'', teniendo además
debidamente en cuenta los objetivos ambientales y la necesidad de
maximizar los esfuerzos para erradicar la pobreza, como se establece en
el Programa para el Desarrollo Sostenible de 2030 y en el Acuerdo de
París establecido en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático''.