Yangon,MYANMAR (Agencia Fides, 16/11/2016) – La paz es el bien supremo para todos los
ciudadanos y para todas las comunidades de Myanmar: así lo afirma un
apelo a los líderes políticos y militares lanzado por un grupo de
líderes religiosos birmanos, entre los cuales está el Cardenal Charles
Maung, Bo, Arzobispo de Yangon. En el texto del llamamiento, enviado a
la Agencia Fides por el mismo Cardenal, se afirma: “Nosotros,
representantes de todas las religiones que viven en Myanmar dirigimos un
llamamiento a los líderes políticos, a los líderes militares y a los
grupos armados, para que busquen la vía de la reconciliación y la paz
como bien común de toda la población”.
Los líderes religiosos están preocupados por los nuevos enfrentamientos
de este conflicto civil entre los grupos armados y las minorías étnicas y
el ejercito birmano que se han verificado en los estados de Kachin y
Karen, así como por los nuevos actos de violencia religiosa contra la
minoría musulmana de los rohingya en el estado de Arakan, que han
estallado precisamente tras la conferencia nacional sobre las minorías
étnicas organizada en septiembre por el gobierno birmano.
El texto enviado a la Agencia Fides hace hincapié en los elementos de
esperanza:
“La democracia está en sus albores, Hemos celebrado una nueva
conferencia de Panglong con la participación de todos los grupos
minoritarios. Nuestro país es cortejado por el mundo. Millones de
turistas vienen cada año para visitar este país. Hemos tenido elecciones
pacíficas, tenemos un parlamento legítimo. El presidente Daw Su, dirige
el país con confianza y sabiduría. Nuestros sueños se están
convirtiendo poco a poco en realidad. Apreciamos profundamente a todos
los que han trabajado para que esto suceda”.
Pero todavía quedan aspectos negativos: “La pesadilla de la guerra
continúa. Más de 200.000 personas siguen desplazadas internamente. A los
viejos conflictos se suman otros nuevos. Con la presencia de refugiados
prolifera el tráfico de seres humanos, el fenómeno de las drogas y la
violencia amenaza con explotar en las comunidades. Los conflictos
internos han causado un sufrimiento crónico a miles de personas,
desalentando el desarrollo humano y causado mucha animosidad”.
Los líderes religiosos recuerdan que en 1947, el general Aung San,
primer ministro del primer gobierno de la nación, “tuvo la visión de
involucrar a todos en el diálogo, explorando en primer lugar los
factores de acuerdo y dejando las cuestiones polémicas para después.
Aung San favoreció una solución federal”.
El texto continúa: “Hacemos un llamamiento a todos ustedes, líderes
políticos de la Liga Nacional para la Democracia, jefes militares,
líderes de los grupos armados, partidos políticos étnicos y grupos de la
sociedad civil, para explorar una política común de resolución de los
conflictos. Hacemos un llamamiento a todos los líderes religiosos para
que sean instrumentos de paz. Myanmar necesita una sola religión ahora:
se trata de la paz, que es nuestra religión común”. “Somos hermanos y
hermanas. Es urgente detener las guerras y construir la paz y la
justicia para todos”, concluye.