Sao Paulo, BRASIL (Agencia Fides,
24/10/2017) – El padre Giuseppe Marchetti, Escalabriniano,
co-fundador de las hermanas misioneras Escalabrinianas, a finales del
mil ochocientos partió desde Italia hacia Brasil para ayudar
directamente en aquel país a los miles de emigrantes de su patria, sobre
todo menores, que viajaban a América Latina para buscar nuevas
esperanzas de vida.
Llegó a Brasil en pleno flujo migratorio de los italianos: en el estado
de Sao Paulo en ese momento vivían al menos 800 mil. Allí creó un
orfanato para niños y otro para niñas, así como un un hospital para
italianos. Había tres estructuras de asistencia, pero no solo eso: en
estas estructuras la educación y la formación eran de crucial
importancia.
“Tenía coraje, un gran don creativo, capacidad de empatía y humildad
para hacer el bien. Miraba con confianza a cada hombre, cada mujer y
cada niño que emigra y este ejemplo suyo es muy actual”, ha subrayado la
Hna. Etra Modica, vicaria general de las Scalabrinianas, una
congregación que desde su fundación se ocupa de los migrantes. Para la
hermana Etra, “el padre Marchetti es un claro ejemplo de Iglesia al
servicio de los migrantes y por los migrantes”.
El simposio sobre el venerable Giuseppe Marchetti (1869-1896),
originario de Camaiore (Lucca) pero fallecido en Sao Paulo, conocido
como el “padre de los niños migrantes” y sobre su experiencia de acogida
vinculada a las políticas de integración, ha sido organizado por la
Postulación General de los misioneros Escalabrinianos, junto con las
misioneras Escalabrinianas y la arquidiócesis de Lucca. En el debate,
según la nota enviada a la Agencia Fides, se ha discutido sobre algunos
aspectos pedagógicos relacionados con los niños emigrantes.
“A los varones se les ofrecía la enseñanza de las primeras letras, las
artes y los oficios según su índole”, - explica la hermana Leocadia
Mezzomo, postuladora de la causa de canonización de la hermana del padre
Giuseppe, la Beata Madre Asunta Marchetti-. Allí podían aprender varios
oficios: el tipógrafo, el carpintero, el herrero, el sastre, el
zapatero, el panadero, etc. En lo que respecta a la sección femenina, el
programa proporcionaba una preparación precisa para la vida familiar.
Las jóvenes aprendían a cocinar, coser y ser buenas madres, pero también
a convertirse en enfermeras, profesoras, misioneras ... El padre
Marchetti era uno de esos hombres que veía un problema, una plaga, y
buscaba soluciones de inmediato para repararlo”.
En San Pietro a Vico, en provincia de Lucca, se ha creado una casa de
acogida dedicada al padre Marchetti, y actualmente acoge a 16 chicos
menores que provienen de África y del Sudeste asiático. El padre
Giuseppe Marchetti, junto con su hermana la Madre Assunta, beatificada
en Brasil en 2014, eran de Lucca, y dedicaron
sus vidas a ayudar a los migrantes: “Su acogida era madura, capaz de ir
más allá de la cultura y del culto” ha manifestado el Arzobispo de
Lucca, Mons. Italo Castellani. “Esa misma historia se está repitiendo
hoy y Italia se ha transformado en una meta. Descubrir la historia de
los hermanos Marchetti quiere decir demostrar como en un mundo global
las historias se repiten cíclicamente peor la clave de todo, al final,
son dos verbos: acoger e integrar” ha comentado la hermana Etra Modica.