Tumaco, COLOMBIA (Agencia Fides, 20/10/2017) – Monseñor Orlando Olave, obispo de Tumaco, ha
afirmado que la única salida de la crisis para esta región del
departamento de Nariño es la actuación de un plan completo de
inversiones, educación y alternativas laborales para las comunidad de
campesinos y afrodescendientes.
En una entrevista con la Radio colombiana RCN, el obispo ha explicado
que uno de los problemas más importantes a los que se enfrenta el puerto
de Tumaco, es la falta de atención por parte del Estado para atender
las necesidades básicas de esa población. “Es una región sin carreteras,
con niveles educativos muy bajos donde los campesinos no pueden
satisfacer muchas de sus necesidades primarias… hay abandono e
injusticia hacia estas comunidades” ha remarcado Mons. Orlando Olave
Villanoba.
“Uno de los problemas más complejos en este momento, está relacionado
con la sustitución de los cultivos ilegales y la presencia de una serie
de grupos armados que están generando violencia y atemorizando a la
población, oponiéndose a ese proceso. “Se trata de un problema
‘histórico’ de la región, porque muchos consiguen vivir solo a través de
esos cultivos” ha precisado, añadiendo que “la presencia de estos
grupos armados y la muerte de varios líderes sociales, son el reflejo de
la falta de presencia del Estado y de las intimidaciones que realizan
estas organizaciones para imponerse a través de la violencia”.
En ese mismo sentido, monseñor Olave ha destacado que es muy importante
escuchar a la comunidad, ya que “no se pueden “trasplantar soluciones
por ejemplo en materia de sustitución de cultivos que quizá en otras
regiones han servido, pero que que no se ajustan a la realidad de esta
comunidades”.
Ayer la Conferencia Episcopal Colombiana publicó una
declaración condenando el homicidio del líder comunitario José Jair
Cortés, ocurrido en Tumaco (Nariño) el 17 de octubre, subrayando que
“cuando un líder es asesinado el país se degrada, la sociedad se
empobrece” y además en el mismo comunicado se pide a las autoridades que
se comprometan para incorporar estas zonas en el proceso económico y en
el espíritu de la construcción de la paz que desean los colombianos.