Marawi, FILIPINAS (Agencia Fides, 25/10/2017) – “Hoy experimentamos sentimientos contrastados,
estamos felices por el final del conflicto en Marawi porque se abre una
nueva era de esperanza. Pero estamos de luto por la muerte de dos
estudiantes católicos mientras estaban prisioneros, durante los
bombardeos aéreos en la ciudad. Por suerte otras tres mujeres católicas,
capturadas junto con el p. Chito Soganub mientras estaban en la
catedral, han sido liberadas y están a salvo. Ahora pensaremos en la
reconstrucción de la catedral pero, sobre todo, en la reconstrucción
física, psicológica y espiritual de nuestra comunidad católica: las
vidas de los fieles han sido trastornadas, las familias se encuentran
desplazadas y deben reconstruir sus casas y recuperar sus medios de
subsistencia. Saldremos al encuentro de nuestros 2.000 fieles católicos
en Marawi para ayudarlos a organizar su regreso a la ciudad y que puedan
reanudar sus vidas”: así lo explica a la Agencia Fides el obispo Edwin
de
la Peña, que dirige la Prelatura Apostólica de Marawi, tras el asedio en
el que el ejército filipino ha luchado contra 800 yihadistas que el 23
de mayo invadieron la ciudad, provocando la fuga y el desplazamiento de
más de 200 mil personas.
En los últimos días, el obispo se ha reunido con la familia de Sam
Mangumpit, uno de los dos estudiantes católicos que han perdido la vida
en Marawi. “He visto gente con una gran fe y un espíritu de resistencia
que es fruto de la fuerza del Espíritu de Cristo Resucitado”, ha
comentado el obispo a la Agencia Fides. Viendo “el bien que Dios sabe
sacar del mal”, Mons. De la Peña señala: “La guerra ha generado una
enorme movilización de buena voluntad, de apoyo y solidaridad hacia
nosotros, en Filipinas y en el exterior. Creo que la catedral se
reconstruirá con fondos y contribuciones locales. El gobierno nos ha
incluido como receptores de fondos para la reconstrucción, pero no creo
que lo necesitemos para la catedral”.
“Estoy contento y muy animado, - agrega el Obispo -, por las iniciativas
de muchas organizaciones que están haciendo todo lo posible para
recaudar los fondos necesarios para la difícil tarea de reconstruir
Marawi y, sobre todo, reconstruir la vida de la comunidad. Todos
queremos contribuir a construir una paz duradera. Entre los musulmanes y
los cristianos de Marawi, después de esta experiencia de sufrimiento
compartido, el vínculo de amistad, solidaridad y apoyo mutuo se ha
fortalecido enormemente. Esto da esperanza”.
Y aunque después de cinco meses exactos, el 23 de octubre, el gobierno
filipino ha declarado oficialmente el final de los enfrentamientos
armados con los militantes islámicos en Marawi, “el extremismo islámico
sigue siendo una amenaza para Mindanao”, ha declarado el cardenal
Orlando Quevedo, arzobispo de Cotabato. “No se excluye que los
militantes puedan atacar o pensar en construir el Califato en otras
áreas de Mindanao”, ha explicado el cardenal al concluir una reciente
asamblea de líderes católicos de Mindanao, que se ha celebrado en Davao.
Los grupos yihadistas como Bangsamoro Islamic Freedom Fighters y Abu
Sayyaf, que han jurado lealtad al Estado Islámico (Isis), continúan
reclutando jóvenes en la región. Es por eso que el gobierno “debe
continuar vigilando el terrorismo y la violencia”, ha agregado.
En su asamblea, los obispos también han discutido sobre la ley marcial
vigente en toda la isla de Mindanao y, como ha informado el cardenal, no
han pedido al presidente Duterte que la suspenda porque: “hay mucho
temor en las comunidades católicas, sabemos que la ley marcial es una
herramienta para combatir el terrorismo y es una medida que debe ser
temporal; por ahora no se ha informado de hechos o abusos para solicitar
la suspensión inmediata”, ha dicho para terminar el Cardenal Quevedo.