Manaus, BRASIL (Agencia Fides, 31/08/2018) - La Iglesia Católica en Brasil está desempeñando
un papel crucial en la recepción de inmigrantes y refugiados
venezolanos. Desde la frontera de Pacaraima, donde la parroquia local
distribuye 1.600 comidas al día, los venezolanos
encuentran en la Iglesia una actitud de acogida que, por desgracia, no
encuentran en la mayor parte de la sociedad brasileña, aseguran las
fuentes de Fides.
En este contexto Cáritas Manaus acogió el martes 28 a un grupo de 63
inmigrantes en un proyecto en colaboración con ACNUR y el apoyo
logístico del Ejército de Brasil. Es el segundo grupo que llega al
centro de recepción Santa Catalina de Siena donde permanecerán durante
un mes y donde se espera que lleguen al menos otros tres grupos hasta
finales de este año.
Según la información enviada a la Agencia Fides, los refugiados
provienen de la ciudad de Boa Vista, capital del estado de Roraima en la
frontera con Venezuela, donde vivían en centros para inmigrantes donde
casi no hay espacio. En su mayoría son jóvenes y niños pequeños cuyos
rostros reflejan el sufrimiento padecido en los últimos tiempos, pero en
los que también vemos la esperanza de que este sea el comienzo de una
vida mejor.
La archidiócesis de Manaus, a través de Cáritas, de las parroquias y de
las zonas de misión, “está acogiendo a nuestros hermanos inmigrantes y
refugiados de Venezuela”, dice a Fides el padre Orlando Gonçalves
Barbosa, vicepresidente de Cáritas. El trabajo de Cáritas busca asegurar
que, poco a poco, estas personas puedan integrarse en la sociedad
brasileña y adquirir autonomía.
El párroco de la zona de Santa Catalina de Siena, el franciscano Alex de
Assunção, asegura a Fides que “acoger a los inmigrantes venezolanos
significa para la Iglesia de Manaus llevar a cabo lo que Jesús nos pide
vivir en el Evangelio, es decir, reconocer a un hermano en el otro”. No
podemos olvidar que “Jesús también era un extranjero, vivió la misma
situación que viven nuestros hermanos”, explica a Fides, insistiendo en
que “la acogida se pone en práctica no solo porque Jesús nos lo pidió,
sino también porque la Iglesia y el Papa Francisco nos lo piden”. Como
párroco de la zona misionera, “es una gracia acoger y poder ser un signo
de Cristo en la Iglesia de Manaus”.
La directora de la casa de acogida, Dina Luz Carmona, es un ejemplo de
alguien que llegó como inmigrante de Colombia con su familia cuando
tenía 17 años y fue capaz de integrarse y hacer su vida en el país.
Ahora es abogada. Explica a la Agencia Fides que en el hogar los
inmigrantes, además de una cama y un plato en la mesa, recibirán cursos
de formación profesional, idioma portugués, cultura local, talleres de
artesanía y preparación de alimentos locales.