Ciudad de México, MÉXICO (Agencia Fides, 15/01/2020) – “Diversos son los retos que
enfrentamos durante el 2019 y que como Iglesia Católica hemos atendido
con la debida urgencia y responsabilidad. En este contexto nos unimos al
sentir y al caminar del pueblo mexicano. Seguimos en oración por las
situaciones especiales que estamos viviendo y nos empeñamos con nuestras
mejores fuerzas para seguir apacentando al pueblo que el Señor nos ha
confiado”. Lo escriben los obispos de México en un mensaje por el nuevo
año, publicado el 14 de enero, firmado por Mons. Rogelio Cabrera López,
Arzobispo de Monterrey y Presidente de la CEM y por Mons. Alfonso G.
Miranda Guardiola, Obispo Auxiliar de Monterrey y Secretario General de
la CEM.
“La emergencia migratoria – escriben en el mensaje recibido en la
Agencia Fides - que comenzó con las grandes caravanas de 2018 y
prosiguieron en 2019 han sido la oportunidad para hacer efectiva la
caridad de nuestra Iglesia en México, en la persona de nuestros hermanos
migrantes. Miles de ellos han entrado a nuestro país en los últimos
meses y el flujo no se ha detenido”. El donativo del Papa Francisco de
500.000 dólares, recibido para la atención a los migrantes en México, ha
sido utilizado para realizar 32 proyectos dirigidos a cubrir la demanda
emergente de alimentación, medicamentos y vestido. En algunos
albergues, se han rehabilitado algunos ambientes, en otros se ha
realizado la compra de artículos y muebles. Y para la seguridad de los
voluntarios y migrantes, se ha completado una barda perimetral en
algunos centros de acogida. “Esperamos concluir los proyectos en el mes
de febrero – escriben – y seguir contando con la generosidad del Pueblo
de Dios para
sostener este apoyo a nuestros hermanos migrantes”.
La segunda cuestión se refiere al tema de protección a menores: los
obispos recuerdan el avance en la construcción de las comisiones
diocesanas, siendo 14 las existentes. El Consejo Nacional de la
Protección del Menor, ha integrado a miembros de la Conferencia de
Superiores Mayores de Religiosos de México (CIRM) para caminar junto con
las congregaciones religiosas hacia la abolición del Abuso Sexual a
menores en el ámbito eclesial. “En total, ha habido en estos últimos 10
años 426 sacerdotes que han sido investigados. 173 procesos están
todavía en curso, 253 han sido completados y 217 sacerdotes han sido
dimitidos del orden clerical”.
“El año 2019 ha sido uno de los años más violentos que hemos vivido en
nuestro país, acontecimientos que han lastimado profundamente a toda la
sociedad, y también a sacerdotes e iglesias” continua el texto, citando
los 272 centros en los que, entre otros muchos servicios, la Iglesia
asiste a las víctimas de la violencia, trabaja en centros de
recuperación de adicciones, de atención a mujeres, consultorios
psicológicos, atención a reclusos, centros de escucha a víctimas,
atención a niños de la calle y atención a familias desaparecidas.
“Amplio es el trabajo social que realiza la Iglesia católica en el país –
subraya el texto de la CEM - . Para seguir colaborando en favor de la
sociedad se necesita actualizar el marco jurídico que rige uno de los
derechos fundamentales para toda sociedad democrática moderna, que es de
la libertad religiosa, actualizando la ley secundaria de libertad
religiosa, sosteniendo el principio histórico de separación entre la
Iglesia y el Estado, acorde a los más avanzados criterios
internacionales”.
Los obispos subrayan la importancia de que no se persigan privilegios
para ninguna Asociación Religiosa, sino más bien que se busque “que las
iglesias y sus ministros puedan desarrollarse debidamente, y que la
libertad religiosa sea protegida por un eficaz tutela jurídica y que se
respeten los supremos deberes y derechos de los hombres para desarrollar
libremente la vida religiosa dentro de la sociedad. Profesamos la
separación auténtica de la Iglesia y del Estado, y la plena autonomía de
ambos en sus campos específicos”.
El mensaje concluye con la invitación de los obispos mexicanos a mirar
con fe y esperanza hacia este año 2020, para que sea “un año donde reine
la paz, la reconciliación y el diálogo, un año donde todos como
sociedad nos comprometamos con el cuidado del hermano, y de la Casa
Común, mirándolo juntos como una oportunidad de volver nuestra mirada y
corazón a Cristo Nuestro Salvador”.